La Sala I de la Cámara del Crimen también confirmó el apartamiento del expediente sobre el crimen de Mariano Ferreyra del perito balístico Roberto Locles. La jueza lo había corrido de la causa después de que protagonizara un increíble episodio durante una junta en la que había otros peritos de Gendarmería y de Policía Federal: tomó el proyectil original, lo golpeó y, según un acta que se labró en el momento, quedó modificado. Allí se discutía si la bala había rebotado en el suelo antes de impactar en el cuerpo de Mariano, la teoría que esgrimía Locles para mostrar que no hubo intención de matar y sugerir que los disparos venían del PO. Ahora el juez Alberto Baños investiga si la conducta del especialista fue intencional –como deslizaron varios testigos– y si la bala quedó inutilizada para peritajes futuros. Locles representaba al detenido Guillermo Uño, pero tenía el respaldo de las defensas de la Unión Ferroviaria. La Cámara dijo que en realidad el asunto se había vuelto abstracto porque ya habían nombrado a otro perito. Pero además pidió que se extrajeran testimonios para abrir otra investigación, ya que en la audiencia de la semana pasada el abogado Oscar Igounet dijo que le había llegado la versión de que la Gendarmería recibió presiones para modificar el resultado de su pericia balística y dio a entender que había una conspiración encabezada por el Ministerio de Seguridad. Así, los camaristas se cubren y ponen a Igounet en situación de tener que explicar ante un juez lo que dijo.