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Las trenzas del peinado

Los investigadores policiales creen que hubo una mujer entre los secuestradores de Candela. Y no por el buen trato que habría recibido, ya que se sabe por la autopsia que además de estar bien nutrida, en vida no fue atada ni amordazada ni vendada ni estuvo descalza y, salvo un golpe en la frente, no tenía señas de haber sido maltratada. Tampoco porque estuviera limpia. Lo sospechan porque al aparecer el cuerpo, por más que se dijo que tenía el mismo peinado, sólo conservaba el flequillo y tenía “unas trenzas nuevas” que de tan bien hechas despertaron las sospechas de que sólo una mujer podría haberlas hecho.

La sugerencia también podría reforzar la pista de que la niña fue engañada por alguien que la conocía, ya que dijo que iba a una reunión de scouts que nunca existió y no desapareció en la esquina de su casa, sino a una cuadra. Desde el principio, el peinado fue un fuerte en la descripción que se difundió a los medios, cuando todavía se creía que Candela se había extraviado. “Lleva flequillo y pelo largo hasta la cintura”, decían los carteles.

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