EL PAíS
Lo primero es la familia
“El Barba era un guapo, un bacán de pueblo, la oveja negra de la familia”, coinciden sus amigos. Barba era el apodo de Julio Antonio Infante Julio, primo hermano de Diana Julio. Hombre de la noche, ex integrante de los Comandos Civiles Revolucionarios en 1955, periodista deportivo, dirigente de atletismo y guardavidas, Infante no solía pedir permiso para hablar. “Vilas [segundo comandante del Cuerpo V de Ejército] es un cagón. No se anima a salir sin ocho custodios atrás –comentó en un asado de la Policía Federal–. Hacen mierda a pibes recuperables y a [el sindicalista Rodolfo] Ponce lo encuentran en El Palacio de la Papa Frita y no lo tocan.”
El 18 de mayo de 1976 a las 2.40 AM dos vehículos del Ejército cortaron el tránsito en las esquinas de su Bowling Center, a dos cuadras de LNP. Otros tres coches se apostaron frente al local. Más de quince encapuchados con armas largas entraron a tiros a la confitería preguntando por Infante y se lo llevaron moribundo en una camioneta. Al día siguiente el gobernador Ibérico Saint Jean en persona le explicó a la señora que su primo había hablado de más. La familia se llamó a un eterno silencio.
El 2 de diciembre, antes de abandonar Bahía Blanca, Vilas visitó la dirección de La Nueva Provincia para despedirse. “¿Cómo decirle adiós a un soldado que hizo que los hombres, mujeres y niños de esta ciudad comenzaran a recobrar la paz y la seguridad que habían perdido?”, escribió el diario al día siguiente. “Nos estaban arrancando algo vital, uno de los ejemplos del país que queremos ganar para las futuras generaciones. Quizá nadie lo dijo, pero todos lo pensamos: hasta pronto, soldado.”