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Por Roxana Cabello *

Tecnocultura del contacto

Este estudio del Ministerio de Educación de la Nación da continuidad a un área de producción de información pública que había sido inaugurada por el Sistema Nacional de Consumos Culturales en 2005 y que reclamaba una urgente actualización. Desde que se publicaron aquellos primeros resultados hasta ahora, el acceso a la tecnología se modificó sustantivamente en nuestro país: por ejemplo, hay más de 15 millones de nuevas líneas de telefonía móvil y casi 2 millones de nuevos abonados a Internet; y esto sin dudas afecta el panorama de las prácticas y los consumos. Bienvenida entonces esta fotografía reciente de las opciones culturales de los chicos y adolescentes argentinos, porque se convierte en marco de interpretación y referencia obligada para los investigadores de la cultura, las tecnologías y los medios de comunicación. Y porque nos permite confirmar las hipótesis que generamos cuando vemos a nuestros hijos y sus amigos: se trata de gente que prefiere estar en contacto con otros durante todos sus tiempos, porque entre el celular y las redes sociales parece no haber tiempos libres de conexión. El estudio permite ver que chicos de distintas edades, en diversas regiones y de diferentes sectores sociales, explotan en especial las funciones más comunicativas de los medios interactivos: Internet se valora sobre todo como medio de comunicación entre las personas, aun más que como reservorio de información y el mensaje de texto facilita que el teléfono móvil siga funcionando como dispositivo de interacción. Una tecnocultura del contacto parece haberse consolidado entre unos jóvenes usuarios que conjuran así el aburrimiento y, por ahora, distan un poco del “prosumidor” que promete la literatura más entusiasta.

* Doctora en Ciencias de la Comunicación Social. Investigadora-docente.

Coordinadora del Observatorio de Usos de Medios Interactivos. Universidad Nacional de General Sarmiento.

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Por Marcelo Urresti *

Adolescentes y la cultura digital móvil

Los adolescentes argentinos se encuentran cada vez más comprometidos con el entorno comunicativo protagonizado por las tecnologías digitales. Esto es lo que revela el oportuno estudio realizado por el Ministerio de Educación sobre la población adolescente.

Como es de esperar, la televisión es el medio con el mayor alcance, y cubre la totalidad de la población. El promedio de exposición a esta pantalla asciende a tres horas por día, lo cual muestra la importancia de este medio tradicional. Sin embargo, el 62 por ciento reconoce hacer otras cosas mientras mira televisión: la amplia mayoría declara comer o merendar, en segundo lugar, hacer tareas de la escuela y, en tercer lugar, usar el teléfono celular. Este dato indica la presencia compartida de otro medio que reclama tiempo y atención.

En segundo lugar, la computadora y el acceso a Internet, que aunque parezca ocioso en estos días, no siempre fueron sinónimos, algo que sólo recuerdan algunos memoriosos mayores. La computadora cubre al 70 por ciento de las casas de los adolescentes encuestados. Su presencia tiende a aumentar a medida que se sube el nivel socioeconómico.

Al igual que en el caso de la televisión, la computadora se comparte con otras actividades, lo que se conoce como multitarea o en el inglés original como multitasking. Hay dos cuestiones significativas: las tareas son “exteriores” al uso de la computadora; nuevamente el celular compite/se enhebra en el momento de la utilización.

Por último, el teléfono celular, artefacto, gadget, fetiche, computadora de mano, multifunción, objeto que tenderá a ganar en importancia con el paso del tiempo, dentro de la economía de tareas, comunicación y esparcimiento de los adolescentes del futuro cercano. El 66 por ciento tiene celular propio, tendencia que aumenta con la edad y con el nivel socioeconómico. El uso declarado muestra que ese artefacto es mucho más que un teléfono y excede el tipo de utilización típica de un adulto.

No es difícil imaginar un futuro con adolescentes centrados en sus “teléfonos”, concentrados en sus computadoras pero haciendo multitasking y descentrados respecto del entorno comunicativo de la televisión, una tendencia que se dirige hacia una cultura digital nómade y en red.

* Sociólogo.