Lunes, 8 de abril de 2013 | Hoy
EL PAíS › CON FITO PáEZ EN EL CIERRE
Por Sergio Sánchez
“¡Gracias por venir!”, gritó Fito Páez parafraseando la letra de una de sus canciones. En medio del escenario, con los brazos abiertos y mirando a la multitud, el músico rosarino cerró el festival solidario que se realizó ayer en el Planetario de Buenos Aires para recaudar donaciones para los afectados por el temporal. “Este recital sirve para demostrar que el mundo funciona”, dijo el músico antes de despedirse. Bajo la consigna “No están solos”, miles de personas se dieron cita en los bosques de Palermo para disfrutar de los artistas que pasaron por el escenario desde las dos de la tarde: Banda de Turistas, La Franela, Deborah Del Corral, Bersuit, Catupecu Machu, Tan Biónica, Divididos y Páez. Aunque con una fuerte presencia de adolescentes y jóvenes, el encuentro también reunió a familias enteras con ganas de sumar su granito de arena. Hasta el sol se portó y regaló un día increíble para estar al aire libre. En ese clima de solidaridad, más de quince camiones repletos de alimentos, ropa y productos de higiene partieron hacia La Plata y diferentes puntos afectados de Buenos Aires.
Sin distinciones políticas, todos los grupos que tocaron dieron un mensaje de agradecimiento a las personas que se acercaron a colaborar y expresaron su conmoción por las víctimas. Pero no sólo hubo músicos, sino que también se sumaron los artistas plásticos Milo Lockett y Liniers y el actor Boy Olmi. Bajo la organización de Red Solidaria y Mundo Invisible, el encuentro dio muestras de la amplitud de subgéneros que conviven dentro de ese fenómeno llamado rock. Desde el pop teen de Tan Biónica hasta el rock furioso y barrial de Divididos, pasando por el rock skater de Masacre, el mestizaje de Bersuit y la trova de Páez. Todo eso convivió en armonía ayer. De todos modos, el rock comenzó a entender hace algunos años que la futbolización y la rivalidad entre tribus no era saludable para la música. El post Cromañón sirvió, al menos, para recomponer el campo musical. Y ese clima de buena convivencia, respeto y solidaridad también se trasladó al público.
“No nos olvidemos que las inundaciones y los tsunamis suceden porque los humanos hacemos mierda al planeta. Empecemos a cuidar”, recomendó desde le escenario Wallas, líder de Massacre, antes de entonar “Plan B: Anhelo de satisfacción” y “La octava maravilla”. Luego evocó a Spinetta con una versión explosiva de “Ana no duerme”, de Almendra, y desató el primer aplauso fervoroso de la jornada. Mientras tanto, un grupo de personas organizaba un pasamanos para llenar el noveno camión con donaciones. Catupecu Machu fue la próxima banda en subir al escenario y tuvo un único fin: extasiar al público. A base de guitarras desenfrenadas, el power trío hizo temblar el Planetario con clásicos como “Y lo que quiero es que pises sin el suelo”, la pegadiza “Magia veneno” (con Lolo Fuentes de Miranda como invitado) y “Dale!”. En la misma sintonía, el rock aplanador de Divididos salió a la cancha para regalar, también, lo mejor de su repetorio. No era un evento propicio para riesgos musicales ni para presentar nuevas composiciones. Había que “tocar para la hinchada”, como se suele decir. Y estuvo bien que así fuera.
De la mano de la dupla Mollo-Arnedo y el respaldo de Catriel Ciavarella en batería, Divididos empezó con canciones de Amapola del ’66, su último disco, y luego sonarn “El 38”, “Paraguay” y “Ala Delta”. “Estuve viendo los camiones y es impresionante todo lo que trajeron. Gracias por acompañar en este momento”, agradeció Mollo a la multitud. Y todos devolvieron el gesto con un aplauso interminable. Sin duda, se trató del set más corto, pero había que dejar lugar al resto de los artistas. Y a las siete todo tenía que terminar. Entonces sí, llegó el turno de los ascendentes Tan Biónica, quienes fueron recibidos con gran entusiasmo por la platea femenina. Sorprendía ver la cantidad de remeras y mochilas con el nombre de la banda. Sin dudas, las más festejadas fueron el hit “Loca” y “Obsesionarios”. Aunque sin demasiada profundidad compositiva, sus canciones suenan frescas.
Después llegó el turno de Fito, el encargado de coronar la jornada. Cuando suenan sus canciones uno se pregunta si armó un set pensado para este tipo de festivales o realmente su repertorio es verdaderamente popular. Su música trasciende generaciones y llega a oídos de jóvenes y adultos. Al parecer, todos parecían conocer o haber escuchado alguna vez “Al lado del camino”, “Recuerdos que no voy a olvidar”, “Y dale alegría a mi corazón”, “Tema de Piluso”, “11 y 6”, “El amor después del amor” o “Mariposa technicolor”.
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