Domingo, 11 de agosto de 2013 | Hoy
EL PAíS › BUENOS AIRES, CAPITAL Y EL INTERIOR
Por Mario Wainfeld
Las encuestas, relativas como son, modelaron las ambiciones y las profecías de todos los competidores. Diferentes expresiones opositoras cuentan con óptimas perspectivas de ganar tres de las provincias más grandes (CABA, Córdoba, Santa Fe) y buenas en otras dos (Buenos Aires y Mendoza). Ese quinteto que congrega un montón de votos y bancas estimula un relato distorsionado de los medios hegemónicos. Incurre en una falacia: equipara un abanico de fuerzas enfrentadas entre sí a una coalición unida. No hay “una oposición” sino un conjunto fragmentado de opciones casi siempre potentes sólo de local.
En la Capital, Gabriela Michetti lleva los colores del PRO y prima en los sondeos para senadores. El jefe de Gobierno, Mauricio Macri, pinta para confirmar su supremacía vecinal, aunque su proyección nacional puede ser pálida.
El ex gobernador pejotista Juan Schiaretti es el paladín del actual gobernador José Manuel de la Sota, un presidenciable que arriesga su futuro con un paladín, con amigables perspectivas fronteras adentro del terruño y sin nada más allá.
El ex gobernador socialista Hermes Binner, es aupado por las encuestas en Santa Fe, su capital extramuros es escaso.
En Mendoza, el ex gobernador radical y ex vicepresidente Julio Cobos partió con grandes ventajas respecto de Alejandro Abraham (FpV). Se abreviaron sin extinguirse.
En Buenos Aires, Sergio Massa encarna la novedad más sorpresiva y ambiciosa de la oposición y los poderes fácticos. Con más de un tercio del padrón nacional y 35 de las 127 bancas de diputados a elegir, “la provincia” merece un párrafo en esta panorámica previa.
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Tierra de alcaldes... y del gobernador también: El lanzamiento de Massa fue la jugada más ambiciosa del cierre de listas, la que más alteró la inercia anterior. El intendente de Tigre atisbó un espacio virtual disponible similar al que supo explotar De Narváez cuatro años atrás. Su pretensión es reiterar el batacazo del “Colorado” sin que luego el agua bendita conseguida se le escurra entre los dedos. La provincia dista de ser el límite de su ambición y la del establishment económico y mediático que lo arropa y lo incitó.
La imagen propuesta es la de un joven intendente, de supuesta buena gestión y con un look más amigable para los sectores medios que el clásico de los apodados “barones del conurbano”. El discurso viró de la ambigüedad a una programática de centroderecha, remanida.
El oficialismo nacional decidió contraponerle una figura en espejo, la del alcalde de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde.
Las primeras encuestas marcaron una diferencia vasta, que según las mismas consultoras fue acortando de modo constante con el correr de las semanas. Esa percepción compartida por tirios y troyanos influirá en cómo se lea el resultado de hoy. Si hay paridad entrambos, el FpV traducirá que “Martín”, que viene corriendo de atrás, es quien tiene mejor trayectoria potencial de acá a octubre. El pingo que alcanza, ganar quiere dice el refrán de las cuadreras.
Si Massa consigue un gap sensible, será ungido por la oposición fáctica (mucho más homogénea que la otra) como la estrella de la jornada. Sincerará, seguramente, su condición de opositor. Podría interpelar al voto táctico o útil de quienes se inclinaron por De Narváez o por la lista pan radical que encabeza la diputada Margarita Stolbizer. El más jaqueado por esa virtualidad parece ser el “Colorado”. Y el oficialismo, eventualmente.
La acumulación de votos bonaerenses pan peronistas, que se vaticina superior al 70 por ciento, será un factor a medir esta noche.
El gobernador Daniel Scioli fue dejado afuera para armar las listas nacionales y locales pero es protagonista (casi a la par de Cristina) en la campaña de Insaurralde. La persistencia de su buena imagen y estrella electoral, hechos irrefutables cuan duraderos, trascienden las dotes analíticas de este cronista. La lógica de su táctica, en cambio, es diáfana. Su suerte futura depende, en un juego de surtidas variables, de que Massa no se alce con una victoria rotunda. Su alineamiento con la Casa Rosada es, entonces, sagacidad e instinto de supervivencia.
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Conjeturas a corroborar: Si se repasan los párrafos precedentes se ve que las ambiciones opositoras, divididas por partidos, suelen ceñirse a ganar en una provincia sola, en dos como mucho. Tres sería un sorpresazo.
El FpV es la fuerza mejor expandida en toda la geografía nacional. La conjetura razonable es que ganará en la mayoría de las provincias. El radicalismo le va, lejos, a la zaga siendo primus inter pares en la “Opo”.
Una paradoja solo aparente puede darse en Córdoba, Santa Fe, Córdoba, CABA y Mendoza. El kirchnerismo, de pésimo desempeño en 2009, puede no ganarlas pero sí mejorar en octubre la cuenta de votos y bancas de diputados. En Entre Ríos, una provincia más pequeña que también reflejó políticamente las secuelas del conflicto con el “campo”, se puede transformar la derrota de ese cercano ayer en triunfo, agregar diputados y mantener los senadores.
En el NOA y el NEA el FpV da la impresión de sostener su clásica hegemonía.
Todos los vaticinios, los de esta columna incluidos, están supeditados a la doble prueba ácida de las urnas, la que más valdrá acontecerá en dos meses y medio.
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Primarias dendeveras: Quienes apelaron al recurso de las Primarias cabales (subestimado por sus rivales a los ojos del cronista) focalizarán miradas en el escrutinio. La interna más vistosa es la de Unen en la CABA. La diputada Elisa Carrió es mimada por las encuestas en su rubro. Los pretendientes a senadores (Fernando Solanas, Alfonso Prat-Gay y Rodolfo Terragno) asoman con menos intención supuesta de voto y más cercanos entre sí. Sería pura timba augurar qué pasará en octubre con la sumatoria de sufragios que logren hoy. De cualquier modo, se relanzarán desde el lunes, con otra conformación. Su target se emparienta con el de PRO, en ese estanque tratarán de pescar ambos.
El caudal del FpV en Capital quizás no sea tan amenazado en Diputados. El kirchnerismo, en ese punto y en el caudal general, “compite contra sus propios números”: busca bancas antes que primeros puestos. Pero la banca por minoría en el Senado, a la que Daniel Filmus parecía enfilar sin tantos ripios dos meses atrás, deberá afrontar un desafío nuevo.
El diputado Oscar Aguad parece el mejor posicionado para ganar la interna boina blanca en Córdoba.
Dos ex gobernadores, Miguel Saiz y Horacio Massaccesi, se enfrentan en la primaria para senadores en Río Negro. Cada provincia tiene su tradición, que algo pesa. Los radicales son tradicionalmente fuertes en ese distrito, cuya gobernación mantuvieron desde 1983 y perdieron en 2011, a manos de Carlos Soria. Su asesinato convulsionó el escenario local, lo que comprueba que los imponderables también influyen en la política. Ni qué decir de la realidad cotidiana y su discurrir. El FpV finca una buena dosis de su optimismo para los meses venideros en las mejoras económicas que ya se sintieron en el segundo semestre. Son variables mucho menos azarosas que la vida privada de los protagonistas. Pero tampoco controlables del todo, claro.
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