EL PAíS › CALIDA RECEPCION AL PRESIDENTE EN LA EMBAJADA
A quedarse, que hay tormenta
Por Fernando Cibeira
Un frente de tormenta impidió que el Tango 01 trasladara a la comitiva oficial desde Washington a Nueva York, donde hoy seguirá la segunda y última jornada de la visita de Néstor Kirchner a Estados Unidos. Como la noticia le dejó de repente un poco de tiempo libre, el Presidente se quedó un rato más en la entusiasta y calurosa recepción que la embajada realizó a la comunidad argentina que vive en la capital de los Estados Unidos. “Se terminó la época del pragmatismo sin ética, donde era más valorado ser corrupto y millonario que trabajador y decente”, sostuvo el Presidente ante un público incondicional.
A última hora de la noche todavía estaba en duda la posibilidad de un traslado por tierra a Nueva York o incluso la alternativa de que las condiciones climáticas mejoren y el avión presidencial pueda despegar. A la espera de alguna definición, el Presidente abrazó a todos en la recepción. Ya en su gira por Europa Kirchner se había revelado como objeto de verdadero entusiasmo por el público de las embajadas. Mayoritariamente de clase media alta y en buena medida joven, este público está dispuesto a hacer una larga fila para fotografiarse junto al Presidente y su esposa, la senadora Cristina Fernández de Kirchner, con sus cámaras digitales última generación.
En el salón amplio pero repleto del primer piso de la embajada argentina en Washington, el calor era sofocante. El jefe de Gabinete, Alberto Fernández, conversaba con el jefe del Ejército, Roberto Bendini, mientras, algo sofocado, el jefe de asesores de Cancillería, Eduardo Valdés, hablaba por celular. Conseguir una bebida era una quimera. Los canapés de caviar no parecían el mejor remedio para la sed.
“Estoy conmocionado”, dijo en su breve mensaje, luego de la presentación del embajador José Octavio Bordón. Dado lo rápido que se dieron los hechos, el mendocino hizo un chiste de diplomáticos: “Cuando me preguntaban a qué venía el Presidente, yo les respondía a presentar mis credenciales y a preparar la agenda del canciller Bielsa”.
En sus contactos con el público de las embajadas, Kirchner pone en primer término la necesidad de terminar con la corrupción y de mejorar la educación. “Vamos a hacer un proyecto de Argentina de acá a 50 años, sin importar que quién gane esté un poco más a la derecha o al centro. Un país normal donde los poderes vuelvan a funcionar”, sostuvo anoche.