EL PAíS › EDUARDO PRADOS, EL NUEVO JEFE DE LA FEDERAL
Un ideólogo que no hizo calle
El 2 de junio pasado, el Ministerio de Justicia buscaba con velocidad los antecedentes de algunos miembros de la Federal, entre ellos el de Eduardo Prados: una de las fichas en la línea de sucesión de Roberto Giacomino. A esas horas, Gustavo Beliz preparaba el primer gran recambio de la fuerza, una especie de purga que alcanzaría a la primera línea. Finalmente aquello no sucedió hasta ahora. Giacomino mantuvo la conducción formal de la fuerza y Eduardo Prados fue nombrado en la vicejefatura, pero se convirtió en los hechos en un hombre del ministerio. Padros y no Giacomino fue quien recibió, por ejemplo, de manos de Beliz la orden para llevar adelante en este tiempo los trabajos de recalificación de la fuerza.
¿Quién es Eduardo Padros? Su nombre no aparece en los listados de represores de los organismos de derechos humanos, ni entre los denunciados por violación a los derechos humanos o violencia policial. Esta información fue chequeada por el Ministerio de Justicia antes de su último ascenso: cuando de la Dirección de Asuntos Institucionales pasó a la vicejefatura de la fuerza.
Sin embargo, para los organismos, la ausencia de puntos oscuros en sus expedientes públicos es un dato importante, pero no es una garantía completa. Padros pasó buena parte de su carrera fuera de la calle, de donde podrían haber llegado las denuncias. En diciembre de 1987 era subcomisario de la División Asuntos Disciplinarios de Asuntos Jurídicos, dedicada a la evaluación interna. Diez años más tarde, en enero del ‘97, ascendió a comisario como jefe del Departamento de Planificación Institucional. En octubre del año 2000, con la sucesión de cambios internos, Prados quedó como comisario mayor de la Dirección General de Proyectos y Planificación, una de las áreas clave de la estructura que durante los años de plomo formaba parte de lo que se llamaba Estado Mayor. Entre sus especializaciones están los asuntos de políticas comunitarias, su caballito de batalla, y uno de los puntos que le discuten quienes creen que pretende un acercamiento con la comunidad sin tomar en cuenta, por ejemplo, las tradiciones de conflicto históricas entre policía y comunidad.
Por la sucesión de roles en áreas estratégicas y por su formación de abogado y técnico, es uno de los hombres considerados clave en la reproducción de la corporación policial: “Es uno de los personajes totalmente distinto a Giacomino –explican en la Correpi–: Giacomino era un ejecutor, Padros en cambio es cuadro ideólogo de la fuerza”.