Desde Beijing

Cristina Fernández de Kirchner dijo que la Argentina tiene la “estratégica necesidad de seguir aumentando la capacidad de generación de energía nuclear” y eso se vio plasmado ayer mismo en un hecho concreto: la firma de un acuerdo con China que ratificó el trabajo conjunto en el proyecto para construir la cuarta central atómica del país. Se trata de una obra que demandará una inversión de más de 34 mil millones de pesos. Cuando el reactor entre en funcionamiento aportará al sistema eléctrico aproximadamente 800 megavatios.

La confirmación de que China garantizará condiciones preferenciales de financiamiento para la construcción de un cuarto reactor nuclear llegó por la mañana, durante la reunión de los funcionarios que los gobiernos argentino y chino asignaron al Mecanismo de Diálogo Estratégico encargado de coordinar y monitorear el avance de los acuerdos entre ambos países. El ministro de Planificación, Julio De Vido, vino trabajando en el tema de la central atómica desde su llegada a Beijing y es, a la vez, uno de los integrantes de ese espacio. Allí coincidió con su par Nur Bekri, presidente de la Administración Nacional de Energía y vicepresidente de la China National Nuclear Company (CNNC) y fimaron el convenio. En la reunión donde se suscribió estuvieron también el canciller Héctor Timerman y los ministros de Economía, Axel Kicillof, y de Agricultura, Carlos Casamiquela, además del presidente de Nucleoeléctrica Argentina, José Luis Antúnez, y la presidenta de la Comisión Nacional de Energía Atómica, Norma Boero.

El acuerdo complementa el que fue suscripto en ocasión de la visita de Xi Jinping a Buenos Aires en julio pasado, en el cual China se comprometió a otorgar a la Argentina créditos a tasas bajas y plazos largos para la realización de la obra a cambio de la posibilidad de venderle al país los componentes claves para la central.

La nueva central atómica será emplazada en la Lima, una localidad cercana a Zárate, en el Complejo Nuclear Atucha. El reactor no será construido como los de Atucha I y II para los que se utilizó un diseño desarrollado por Siemens, una empresa que ya no trabaja en energía nuclear. Desde entonces, el único desarrollador de reactores de uranio natural con agua pesada es Canadá, propietaria de la tecnología Candu. No se trata de un de-sarrollo desconocido para la Argentina, ya que es la misma que se utilizó en su momento para la construcción del reactor de Embalse, que se puso en funcionamiento en 1984. El Gobierno prefiere esa tecnología que ya está probada en lugar de la alternativa, que sería el desarrollo de una central de uranio enriquecido con agua liviana.

La ventaja que el acuerdo con la Argentina les ofrece a los chinos es la posibilidad de venderle al país la turbina de vapor, el generador y las otras piezas que no se produce a nivel local. Distintas empresas nacionales están en condiciones de hacer todos los demás elementos necesarios para construir la central nuclear, que tendrá una potencia de 760 megavatios.

En el Ministerio de Planificación precisaron que el monto total se estima en 34.000 millones de pesos correspondientes a suministros del exterior, locales y obras. El plazo de construcción será de ocho años.