EL PAíS › DURO DEBATE EN EL BLOQUE DE SENADORES DEL PJ
Costó pero, al final, salió
Por E. T. y F. Y.
Profundas fueron las huellas que dejó dentro de la bancada peronista el paso del pliego de Eugenio Zaffaroni como juez de la Corte Suprema. Argumentos jurídicos, antiguos enfrentamientos internos, muchos prejuicios, sugerencias de algunos representantes de la Iglesia Católica formaron el cóctel que durante más de dos horas se batió en la reunión de bloque. “No tuvieron reparos en votar a cuatro jueces de la Corte, en siete minutos, en una reunión reservada y ahora no paran de hacer chicanas”, le enrostró Jorge Yoma a su comprovinciano Eduardo Menem. Como pocas, la frase enfrentaba al menemismo con los propios fantasmas que ellos dieron vida y que todavía habitan en el máximo tribunal de Justicia. Un llamado de Eduardo Duhalde desde Milán no alcanzó para convencer a los bonaerenses Mabel Müller y Antonio Cafiero para apoyar al candidato del Gobierno, pero por lo menos alcanzó para que se ausentaran.
Fueron cerca de dos horas en los que la voz sonó más alto de lo acostumbrado. Las líneas principales se dividían entre quienes estaban a favor y quienes se oponían o dudaban de la aprobación del pliego de Zaffaroni. Las discusiones se asentaron sobre interpretaciones del derecho y los perfiles que debe tener un miembro del alto tribunal. En este punto el cruce más fuerte fue el de Yoma con la puntana Liliana Negre de Alonso. A pesar del reconocimiento que la senadora tuvo para con Zaffaroni en la audiencia pública, tanto ella como su coterráneo Raúl Ochoa no pudieron sustraerse de las opiniones de su líder político, Adolfo Rodríguez Saá. Un reproche a tiempo les hizo recordar a los dos legisladores que cuando Rodríguez Saá tuvo un inexplicable affaire en el hotel alojamiento Y no sé, fue Zaffaroni el defensor de la acusada que terminó siendo el chivo expiatorio de aquel escándalo.
A esa altura, fueron las legisladoras las que introdujeron la mayor cantidad de prejuicios en la discusión. Lo hicieron avanzando sobre aspectos privados de la vida de Zaffaroni. En esa línea se expresaron, con distintos matices, además de Negre de Alonso, la salteña Sonia Escudero y la sanjuanina Nélida Martín. “El obispo de San Juan me pidió que no lo votara”, dijo Martín sin ambigüedades. A esa altura, la dirección de la bancada buscaba los votos para aprobar el pliego. “Entonces no bajés al recinto”, fue la respuesta de las autoridades de la bancada. El bonaerense Antonio Cafiero también comentó que un obispo le había pedido no votar a Zaffaroni. El ex presidente le transmitió a Müller que una derrota política del Gobierno sería catastrófica.
“Ustedes no tienen ni capacidad de gratitud. Una de las primeras personas que cuestionó la figura de la asociación ilícita por la que Carlos Menem estaba preso en Don Torcuato fue Raúl Eugenio Zaffaroni”, les dijo un destacado representante del oficialismo a los menemistas. Se estaba discutiendo mucho más que un juez en la Corte. “Esto es una cuestión de poder. De un lado está la derecha, el establishment y las privatizadas, del otro estamos nosotros que somos los senadores del Gobierno. No podemos ser derrotados porque esto afecta directamente al presidente Kirchner”, fue la encendida prédica del rionegrino Miguel Angel Pichetto al reclamarles el voto a sus pares de bancada. En el mismo sentido se habían explayado José Luis Gioja y Jorge Yoma, los más férreos defensores de la estrategia oficialista. El activo rol de este trío contrastaba con el liviano papel que tuvieron los kirchneristas Marcelo Guinle y Nicolás Fernández.