EL PAíS

Contrapunto entre mujeres

Por E. T. y F. Y.

Muchas fueron las cosmovisiones que se cruzaron en simultáneo cuando se discutió la incorporación de Eugenio Zaffaroni a la Corte Suprema. Las identidades ideológicas predominaron por sobre las políticas. Los prejuicios de todo tipo aparecieron enmascarados en los más diversos argumentos. No fueron pocos los legisladores que en algunas reuniones de bloque se mostraron como portavoces de distintos hombres de la Iglesia Católica. Como en otras ocasiones, hipócritamente el discurso encubrió mucho más de lo que mostró.
“En la Argentina sigue prendida una hoguera para Juana de Arco”, dijo la menemista salteña Sonia Escudero para rechazar la nominación. Para oponerse a la candidatura de Zaffaroni, Escudero señaló que hubiera preferido que se hubiera postulado a una mujer para integrar el alto tribunal. Sus dichos no pudieron disimular su identidad política.
“No basta añadir mujeres para batir la mezcla”, fue la respuesta de la mendocina justicialista Marita Perceval. Indignada por el argumento de la salteña, en su discurso Perceval puso el acento en que no debía “ensombrecerse” con ese argumento seudofeminista la designación del jurista. Para que no queden dudas, aseguró que apoyando la candidatura de Zaffaroni había “unas 500 organizaciones defensoras de los derechos de humanos y humanas”.

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