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Las opiniones sobre la situación de Sergio Ma-ssa no son unánimes entre los encuestadores. La mayoría piensa que perdió terreno, pero una parte importante cree que no es tanto el retroceso y que está muy en carrera.

“Sergio Massa ha capturado un cuarto del electorado nacional –sostiene Haime–. Es el electorado que quiere un cambio, pero recuperando políticas sociales y un estado activo. El problema que se le plantea es que tanto Scioli como Macri buscan ir hacia el centro y competirle en su espacio.”

Para Del Franco, “Massa tiene frente a sí el peso de haber perdido caudal electoral durante todo el 2014, pero no implica una situación irreversible porque la dinámica electoral está vigente hasta en las últimas semanas, más aún con dos instancias de votación. Hoy es el que más actitud de ataque debería presentar frente a sus adversarios”.

Fidanza cree que “Massa ha perdido caudal electoral y se encuentra en el tercer puesto de la carrera presidencial. Creo que no ha podido resolver la cuestión de su imagen, atrapado entre los votantes que desean el cambio y se inclinan por Macri, y los que quieren conservar las conquistas y prefieren a Scioli. En ese contexto, la candidatura de Massa semeja un híbrido, condición de la que le resulta difícil salir. Por otra parte, le juegan en contra tres factores. Uno, la poca predisposición que encuentra al interior del peronismo; dos, la menor capacidad económica que posee; y, tres, el hecho de que no dispone de una ubicación territorial que le permita mostrar gestión”.

“Massa ha perdido votos en los últimos seis meses –diagnostica Bacman–. De ser el candidato individualmente más votado (incluso muy por encima de su propia marca partidaria), entró en un proceso de estancamiento primero y de descenso luego, hasta quedar relegado al tercer lugar, detrás de Daniel Scioli y Mauricio Macri. Su campaña requiere de un reposicionamiento debido a que ha resignado mucho espacio dentro del segmento del núcleo duro antikirchnerista, donde el líder del PRO logró un importante crecimiento en los últimos tiempos.”

Mora y Araujo es taxativo: “Su camino ascendente se frenó en los últimos meses. Pero está en carrera”, y algo parecido sugiere López: “Massa sigue firme en Provincia de Buenos Aires, con muchas dificultades en el resto del país, en la medida en que los medios opositores han instalado a Macri como el liderazgo preeminente para la disputa con el oficialismo, y sus alianzas nacionales se han ralentizado”.

De Angelis piensa que “el pronóstico sobre Sergio Massa es reservado. Sus potenciales votantes empiezan a percibir en él una ausencia de identidad como candidato y la falta de autenticidad en sus posturas. Esto lo llevó al desdibujamiento de su perfil, por lo que ya no es visto como un posible ‘cambio real’, sino como alguien que aprovecha las oportunidades que se le presentan”.

Para Zuleta, hay una mirada globalizadora: “Su futuro es problemático. Su momento fue el 2013. Una elección intermedia en que el oficialismo y la oposición no ofrecían alternativas. El FPV había generado una nueva hegemonía sin fisuras, que excluía a la mayor parte de los sectores del peronismo. En la oposición no existían liderazgos y reinaba la confusión más absoluta. La situación actual es muy diferente. El FpV muestra media docena de candidatos de muy buen nivel y uno de ellos, Scioli, tiene todas las características que pretendía exhibir Massa, con la ventaja de estar adentro y no afuera del peronismo. En la oposición no sólo hay alternativas múltiples, sino que hay hasta una dinámica de triunfo. ¿Cuál sería su espacio, en un sistema como el actual, equilibrado y con opciones y alternativas de futuro?”