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“Pedimos trabajo y (Jorge) Sobisch nos responde con la muerte, no sólo nos mata de hambre, ahora nos tira a matar”, afirmó María del Carmen Lara, dirigente del Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTD) de Neuquén y testigo de la represión del martes. Veinte de sus compañeros fueron heridos, nueve con balas de plomo, y cuatro de gravedad. “No es casual, dispararon al cuerpo, y (Heriberto) Chureo, que es un dirigente importante, vio cómo un comisario lo identificó y le apuntó”, describió Lara. Organismos de derechos humanos presentarán una querella penal conjunta. El MTD denunció que Pedro Alveal, 20 años, trabajador de Zanon, fue torturado por la policía, no recibió atención médica durante ocho horas y perdió el ojo izquierdo. Al cierre de esta edición, dos desocupados del MTD permanecían desaparecidos.
El martes a las nueve de la mañana el MTD comenzó una asamblea en la puerta del estadio Ruca-Che. Allí el gobierno provincial comenzaba el reempadronamiento de trabajadores para otorgar el subsidio de 150 pesos mensuales. “Esas tarjetas de débito sólo permiten comprar en determinados hipermercados, y no es gratis, trabajamos para que nos den ese dinero, pero tiene que ser en efectivo sino es como volver atrás cien años”, explicó la dirigente del MTD y evocó los tiempos de La Forestal. Los desocupados habían encendido algunos neumáticos y de pronto vieron cómo se acercaba el carro hidrante. “Quedamos atónitos y luego corrimos porque empezó la represión, sin ningún motivo, dispararon primero balas de goma, luego de plomo, en medio de los vecinos que pedían que pararan”, explicó Lara. Un compañero cayó a su lado y, por la cantidad de sangre que salía de su pierna, supuso que había recibido un perdigón de plomo. Según el relato de Lara, recorrieron despachos oficiales y fiscalías, pero nadie los escuchó. Por la noche todavía se oían disparos.
Heriberto Chureo recibió un balazo de plomo en el abdomen que, según los compañeros, “no lo mató de milagro”. En el Hospital Castro Rendón fueron atendidos algunos heridos graves, con perforaciones de pulmón y hombros. Casi todos son dirigentes del MTD. Pedro “Pepe” Alveal, que trabaja hace un año en la autogestionada Cerámica Zanon, tiene 64 impactos de bala de goma y perdió un ojo. Sus compañeros obtuvieron una secuencia fotográfica que demuestra que Alveal estaba solo mientras lo perseguían. Le dispararon a pocos metros de distancia y en lugar de darle asistencia médica lo llevaron detenido. Estuvo en la comisaría desde las 19 hasta medianoche y llegó a la sala de operaciones recién a las tres de la mañana, por la asistencia de una médica que lo recogió cuando fue liberado. Según contó Lara, otros presos dijeron que fue golpeado en la comisaría.
La dirigente piensa que fueron “agredidos en forma directa” porque son el grupo más combativo que viene reclamando trabajo genuino y rechaza la tarjeta que propone el gobierno. “Sobisch no pudo con los docentes y de alguna manera tenía que ejemplificar cómo será la política que se viene, el paquete que está armando con (Luis) Patti y (Ricardo) Bussi, que cierra aun con muertos. Y el gobierno nacional recién hoy admitió que hubo balas de plomo”, expresó la dirigente. “Tampoco es casual que hayan elegido hacer el reempadronamiento tan cerca del barrio San Lorenzo, que es el que mayor desocupación tiene”, agregó.
Con respecto a una fotografía publicada por el matutino Infobae, en la que un activista aparece armado, Lara comentó: “En un video se ve claramente que quedó en sus manos tras un forcejeo en el que el piquetero intentaba sacársela. No estábamos armados, los heridos son todos nuestros”. Aunque la policía negó haber usado balas de plomo, la Justicia ya tiene pruebas de lo contrario. En la denuncia contra el gobierno de Sobisch, el abogado Mariano Pedrero aportó un perdigón de plomo deformado y una camisa manchada de sangre, ante el fiscal Cristian Piana. También presentó radiografías y certificados de los médicos que atendieron a losheridos con bala de plomo. La APDH de Neuquén y el cura del barrio San Lorenzo denunciaron la desaparición de Sebastián López y Miguel Quidel.