EL PAíS
Identikit de una defensora
Patricia Vaca Narvaja acepta sin mucha alegría el trabajo de la fotógrafa, hasta que decide posar donde le gusta: debajo del retrato de Eva Perón, que tiene colgado frente a su escritorio. Allí se le dibuja una sonrisa. Página/12 le pide algunos datos que la describan, además de su evidente admiración por Evita. Patricia es hermana de Fernando, quien estuvo en la conducción de Montoneros, agrupación a la que la propia funcionaria perteneció. Pero ella empieza a contar su historia desde más atrás. Su relato, telegráfico, la muestra como se la ve: hiperactiva y con mucho carácter.
“Soy la número diez de una familia de doce hermanos. La más chica de las mujeres”, precisa. “Tengo mi padre desaparecido, uno de mis hermanos que mataron en una cárcel de Córdoba en el ‘76. Nos exiliamos el 23 de marzo a la embajada de México. Amanecimos rodeados. Viví en México seis años y medio. Volví en el ‘82. Tengo dos administraciones. O sea dos matrimonios. Entre los tuyos, los míos y los nuestros tengo cuatro hijos. Tres paridos por mí. Soy instrumentista quirúrgica. Trabajé de eso hasta el ‘82, primero en Córdoba y después en México. Mi militancia fue en la juventud peronista cordobesa. Después me fui a México y trabajé con los familiares de desaparecidos y en el Movimiento Peronista Montoneros. Cuando volví me junté con un porteño. Estuve trabajando en el diario La Voz, pasé por el Peronismo Revolucionario y después estuve en el PJ de la Capital en el área de la mujer. En el ‘95 me fui del peronismo porque me peleé con el intendente Jorge Domínguez y decidí, con otra gente, armar una ONG: Consumidores Argentinos. El año pasado volví a la política de la Capital con Rafael Bielsa, hasta que fui convocada por Kirchner para ocupar este lugar. Me convenció por su fuerza y su convicción.”