EL PAíS
“Defendemos a nuestros hijos”
Por F.Y.
Desde San Luis
Eran las tres de la tarde cuando una de las maestras de la escuela Mitre, ubicada apenas a dos cuadras de la Casa de Gobierno, llegó con la novedad: la Justicia ordenó el desalojo de las escuelas que no dictan clases y donde padres y docentes mantienen asambleas permanentes resistiendo la desaparición del estatuto de los maestros que impulsa la administración de Rodríguez Saá. “De acá no nos sacan, estamos defendiendo la escuela, la educación, nuestros hijos”, aseguró Norma, una joven docente de largos y ondulados cabellos negros.
Los ojos de la maestra daban cuenta de la tensión que se vive por estos días en la capital puntana. Una veintena de madres y unos pocos padres junto a los docentes ocuparon el patio central de la escuela. Leyeron una y otra vez el texto que había firmado la jueza Mirtha Esley –una integrante del fuero local que está caracterizada como “muy permeable” a las recomendaciones del poder político– y que consiguieron poco después. A esa hora las calles estaban vacías, era la siesta y como en muchas provincias se dice que los que caminan por las veredas están enfermos o pergeñan una maldad. Tal vez por ello la asamblea de la escuela Mitre permaneció dentro del edificio a la espera de la presencia policial. “Las maestras no estamos haciendo nada malo, estamos en nuestro horario de trabajo y prestamos servicio. Lo que sucede es que estamos en asamblea y por lo tanto la escuela no está tomada”, se repetían así mismos como dándose fuerza.
Cuando el reloj marcó las cinco, como si se tratara de una alarma interna, todos se levantaron, buscaron las cacerolas y unos baldes de plástico para dirigirse a la esquina de 25 de Mayo y Colón. Cortaron el tránsito con gritos, aplausos y el golpeteo típico de las ollas. “Educación, Educación”, gritaron mientras los automovilistas hacían sonar sus bocinas. Los únicos que no lo hicieron fueron los integrantes de un patrullero. Los efectivos se armaron de paciencia. Poco después sucedió algo similar con una media docena de policías de la montada. Los efectivos se dirigían a la plaza San Martín, la principal, donde en pocas horas más la movilización en rechazo a la gestión de los Rodríguez Saá se estaba por producir. “Defiendan nomás a los Rodríguez Saá. Algún día van a entender que están equivocados”, les gritó a los policías montados en sus caballos una de las docentes más antiguas de la escuela. El policía sólo atinó a mirarla.