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Luego de que terminó el congreso del PJ en Parque Norte, al que llegó sobre la hora porque venía de reunirse con los padres del joven asesinado Axel Blumberg, Felipe Solá se fue a tomar un café con Sergio Acevedo. “Quise desagraviarlo personalmente”, explicó ayer Página/12 en una entrevista por teléfono. El gesto de Solá no terminó allí, porque ayer, tras haber dialogado con el jefe de Gabinete Alberto Fernández, el bonaerense decidió renunciar a su cargo de vicepresidente de la nueva conducción del PJ. Una forma de diferenciarse de José Manuel De la Sota.
–¿Por qué decidió renunciar a la nueva conducción del PJ?
–Después de que Acevedo quiso replicar la palabras de De la Sota, y fue impedido de hablar directamente y abucheado a los gritos, me di cuenta que ese congreso no tenía ninguna disposición de llevar ningún debate de fondo. Tenía una profunda intolerancia a admitir que las cosas podían ser diferentes, o debatibles. Y para llevar adelante las políticas del Presidente necesitábamos dar ese debate. Un justicialismo así no puede convertirse en un soporte del apoyo al Gobierno. Da la impresión de que el apoyo al Presidente es un apoyo tácito. ¿Hay que apoyarlo solamente porque le va bien en las encuestas? ¿Y cuándo le vaya mal que hacemos? Ese nivel de intolerancia me supera. Es más, lo rechazo.
–¿Cómo interpreta lo que sucedió en Parque Norte?
–No sirve con ese ambiente de intolerancia que generó el PJ en el congreso. Yo no quiero ser autoridad del PJ de ese tipo. Me niego a que la sociedad vaya por un lado y el peronismo por el otro. La historia son los últimos quince años, también hay que discutir la historia de esos años. Un congreso en el cual las dos caras salen sonrientes, con frases, “nos estamos reproduciendo”, demuestra que estamos reproduciendo burócratas, dirigentes congelados, que no están con lo que la sociedad está pidiendo. Este país está tan destruido en sus credibilidades que necesita un movimiento flexible, amplio, plural, que permita que los que se fueron puedan volver. Además eso era lo que habíamos decidido en Córdoba.