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–Presidente, ¿cómo analiza la tensión que puede darse entre la Argentina y los Estados Unidos, por un lado, y la relación con los vecinos regionales, por otro?
–Con los Estados Unidos tenemos una relación madura. No carnal. Madura. Hay espacio para acuerdos y espacio para desacuerdos. Hay visiones distintas de la multilateralidad internacional. O sobre lo que sucedió y sucede en Irak. Pero la relación madura también permite que muchas veces, en las discusiones con el Fondo Monetario Internacional, los Estados Unidos hayan demostrado una actitud positiva. Sin caer en ningún maniqueísmo, creemos en el Mercosur, creemos en la ampliación de un espacio americanista muy fuerte, creemos en la relación fuerte con la Unión Europea que vamos a tratar esta semana en Guadalajara, creemos en fortalecer la relación con China...
–¿Le tiene miedo a una caída brasileña?
–Yo deseo de todo corazón que le vaya muy bien al Brasil y al presidente Lula.
–¿No le gustaría ver al gobierno brasileño en una posición más luchadora?
–Jamás calificaría a dirigentes amigos de otro país. Hay que tenerle confianza a Lula, porque es alguien que fue capaz de construir lo que construyó en política a lo largo de tantos años. Ténganle confianza. Evidentemente estará elaborando y construyendo una salida para un país complicado como Brasil. Y Dios quiera que le vaya muy bien.