EL PAíS
Robos en la escuela
El número de hurtos y robos con amenaza o uso de la fuerza en las escuelas y sus alrededores no se restringe a un estrato social en particular, afecta a todos los sectores.
De los alumnos entrevistados, seis de cada diez supieron que durante el 2002 hubo hurtos en la escuela, uno de cada tres temió ser agredido directamente y al 12,2 por ciento le ocurrió alguna vez. Otro tanto se estima sobre los robos con amenaza o uso de la fuerza: más del treinta por ciento sabe que hubo robos en el trayecto a la escuela y más del 8 por ciento los vio dentro de la institución.
En relación con los hechos violentos registrados en instituciones privadas o públicas, la investigación aclara que los robos en las privadas casi duplican a los de las públicas. Y en el caso de los hurtos, los registros de las escuelas estatales están levemente por encima de las privadas.
No hay disparidad entre los datos relevados en los distintos distritos de la ciudad. Tanto en el sur como en el centro y el norte, los robos con amenaza o uso de la fuerza se ubican en el casi 5 por ciento de los casos consultados.
Donde sí se constataron variaciones es en el lugar físico donde suceden estos hechos: más del sesenta por ciento de los casos de violencia ocurre en el trayecto desde o hacia la escuela. El resto sucede en las aulas, los pasillos o terrenos de la institución.
Según la psicoanalista Gloria Autino, se trata de un problema social que atraviesa a todos los sectores. Está presente en los establecimientos públicos y los privados y afectan tanto a las clases bajas como a las medias y a las altas: “La violencia, que antes se restringía a los grupos marginales, hoy se ha extendido a la propia clase media”.