EL PAíS › RODRIGO RATO HIZO UN GUIÑO A LA CASA ROSADA
Las puertas están abiertas
El director gerente del Fondo Monetario, Rodrigo Rato, aseguró que está dispuesto a retomar las negociaciones con Argentina, después de que en agosto último se resolviera suspender el acuerdo “stand by” vigente hasta que concluya la reestructuración de la deuda con los acreedores privados. Sin embargo, Rato aclaró que el gobierno de Kirchner debería mostrar su voluntad de volver a sentarse a la mesa de negociación. Ayer, un grupo de bonistas argentinos realizó una presentación judicial en Nueva York para detener el proceso de reestructuración de la deuda, acusando al Gobierno de favorecer con el canje a los bancos y a las AFJP.
“Mantenemos una relación fluida y constante, y esperamos (que el gobierno argentino) manifieste su voluntad” de reanudar las negociaciones suspendidas en agosto, deslizó el director gerente del FMI durante una visita a México. “Cuando el Gobierno quiera avanzar en esa línea, nosotros naturalmente avanzaremos en esa dirección”, agregó.
Según lo manifestó el propio Roberto Lavagna, el plan del Gobierno es reanudar las negociaciones con el Fondo en enero próximo, una vez completado el canje de deuda, cuya fecha de cierre oficial es el 17 de ese mes. Al respecto, Rato insistió con la importancia de que “el cambio de deuda sea amplio y comprensivo desde el punto de vista de todos los acreedores”. Dicho de otro modo: para el organismo la operación sólo resultaría exitosa si adhiriera a la reestructuración alrededor del 80 por ciento de los tenedores de bonos en default.
En Gobierno consideran que dicha meta es demasiado ambiciosa, y no descartan que, aun logrando un “nivel razonable” de aceptación, el canje pueda ser cuestionado en el futuro por el Fondo. De ahí que en los últimos días circularan rumores que hablaban de la posibilidad de que la administración Kirchner decidiera no renovar el acuerdo con el organismo. En línea con esas versiones, el economista Paul Krugman dijo ayer que Argentina ya no necesitaba del Fondo para vivir (ver nota aparte).
Claro que para que Argentina pudiera retirarse ordenadamente del organismo necesitaría cancelar una deuda de 15.000 millones de dólares, una suma que sería imposible de afrontar en el corto plazo. Por ahora, todas las señales oficiales apuntan a mantener “relaciones cordiales” con Washington: Kirchner se comprometió a pagar hasta fin de año vencimientos por 2000 millones de dólares al Fondo, sin más contrapartida que tener abierta la posibilidad de volver a negociar en enero.
Ayer surgió un nuevo obstáculo en la renegociación con los acreedores, cuando un grupo de bonistas argentinos, patrocinados por el abogado Guillermo Gleyzer, solicitó al juez Thomas Griesa, de Nueva York, que frenara el canje de deuda que se iniciará el próximo 29 de noviembre. El magistrado citó para el lunes a las partes (el grupo de acreedores en cuestión y los abogados del Estado argentino) y después deberá dirimir la causa en tiempo record. Hasta ahora, Griesa desestimó otros reclamos similares de otros clubes de bonistas.
Por otro lado, el Ministerio de Economía presentó la oferta para la reestructuración de la deuda ante la Comisión de Valores de Italia, la plaza más conflictiva de Europa.
“A medida que se vayan obteniendo las autorizaciones se irán abriendo los mecanismos para el canje” para evitar que una eventual demora en Italia retrase todo el proceso en otros países, dijeron fuentes de Economía.
La presentación ante la Comisión de Valores italiana contiene un documento adicional que resume el prospecto de 160 páginas, con los detalles de los bonos y las variantes de canje, tal como lo solicitó la autoridad de control de los mercados financieros en ese país.