EL PAíS › EL BANCO CENTRAL APORTA
LO SUYO PARA FRENAR PRECIOS
Menos pesos y suba de tasas
Por Claudio Zlotnik
El impulso inflacionario de los últimos meses no pasó inadvertido para el Banco Central. Desde que comenzó el año, la autoridad monetaria llevó adelante una política monetaria contractiva, que le permitió absorber alrededor de 2700 millones de pesos del mercado, según informó el propio Martín Redrado. Las últimas subas de las tasas de interés, instrumentadas por el BCRA, y las menores intervenciones en el mercado cambiario, completan la puesta en escena para aplacar la suba de los precios.
Ayer, el Central volvió a ajustar el costo del dinero. En la licitación de Letras (Lebac), la tasa a tres meses pasó del 4,75 al 4,90 por ciento anual. En febrero estaba en el 4 por ciento. La misma tendencia mostraron las Lebac a un mes: de 2,95 pasaron al 3,5 por ciento anual. A su vez, las tasas que el BCRA ofrece a los bancos por los pases pasivos (préstamos de corto plazo) saltaron del 2,5 al 3,25 por ciento anual.
En la city, los defensores de estas medidas aseguran que como la recuperación del crédito viene siendo muy paulatina no existe el mecanismo de transmisión del aumento de la tasa al resto de la economía. Aunque la cuestión que sigue a ese razonamiento pasa por saber si los bancos se ven incentivados a prestar si, aun con abundante liquidez, el Central los premia con una rentabilidad mayor sobre esos fondos.
¿Creerá Redrado que la receta ortodoxa de subir las tasas y secar la plaza de pesos ayudará en la lucha contra la inflación? Si bien esas medidas se están aplicando, los ajustes son (todavía) muy incipientes. Aun con los últimos retoques, las tasas siguen siendo negativas en términos reales. Para demostrar cómo funciona la ortodoxia en serio, creen cerca del titular del Central, hay que mirar a Brasil: en el país vecino, la tasa de referencia (Selic) se encuentra en el 19,24 por ciento anual que se compara con una inflación interanual que en marzo llegó a un modesto 7,4 por ciento.
En este marco, tanto el repliegue de la base monetaria como el encarecimiento en el costo del dinero buscan convertirse en una señal a la city y a los formadores de precios de que el Central tiene armas para actuar. Aunque la eficacia de esos instrumentos sea cuestionable en el mediano y largo plazo.
Por ahora, al Gobierno le alcanzó con el superávit fiscal para mantener el tipo de cambio en el nivel que más le gusta a Néstor Kirchner. El Banco Nación se convirtió en el brazo ejecutor de ese objetivo. Por el contrario, desde que empezó 2005, el Central disminuyó drásticamente sus compras de dólares: ayer compró 20 millones, el monto más abultado del último mes. La intervención promedio del período fue de apenas 8,2 millones.
En la city están seguros de que el Banco Central profundizará su veta ortodoxa. En los bancos sostienen que en los próximos meses se absorberán otros 1000 millones de pesos para cumplir con la banda mínima del programa monetario.