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Los precios de la Canasta Básica Total aumentaron un 1,6 por ciento durante marzo y los de la Canasta Básica Alimentaria repuntaron un 3,0 por ciento. Entonces, una familia tipo necesitó 772,71 pesos para no ser pobre y 354,45 pesos para no ser indigente, informó el Instituto Nacional de Estadística y Censos.
La diferencia entre ambas mediciones se explica porque en el primer trimestre del año la inflación alcanzó el 4 por ciento, pero los precios de los alimentos subieron un 5,9 por ciento, en especial por los incrementos registrados durante febrero y marzo. En contraste con la Alimentaria, la Canasta Básica Total incluye también servicios e indumentaria, y mientras que los servicios casi no registraron variantes durante marzo, la ropa mostró un fuerte aumento durante el mes pasado por el cambio de estación.
En Economía insisten en que el aumento de los precios no implica de manera directa un crecimiento de la pobreza, ya que se viene verificando un incremento en el empleo y, por ende, una suba sostenida del salario promedio. Como contrapartida, la Consultora Equis estima que por cada punto porcentual que se incrementan los valores de la Canasta Básica Total, unas 188.000 personas caen por debajo de la línea de la pobreza, siempre que no se otorguen incrementos salariales.
En febrero se crearon 12.000 puestos de trabajo, lo que implicó un crecimiento del 0,6 por ciento en relación con enero, y el acumulado de los últimos 12 meses arroja un aumento del 6,7 por ciento en el empleo, según las mediciones del Ministerio de Trabajo. Desde diciembre y hasta febrero, los salarios crecieron un 5,75 por ciento a nivel general, liderados por el sector privado registrado (7,34 por ciento), al tiempo que el salario de los no registrados subió 0,43 por ciento, mientras que en el sector público el aumento fue del 6,05 por ciento.
El incremento de precios encendió luces rojas en el Gobierno, que cerró acuerdos sectoriales para rebajar los precios de las carnes, pollos y lácteos.