EL PAíS
Realizaron la primera reunión de gabinete con Telerman, sin Ibarra
El vicejefe a cargo del gobierno porteño convocó a los secretarios. Se habló de la gestión y de la situación jurídica y política. “No fue un velorio sino una reunión de laburo”, dijo a Página/12 uno de los funcionarios presentes en la reunión.
Por S. R.
Los secretarios del gobierno de la ciudad de Buenos Aires tuvieron ayer una jornada atípica porque, después de largos meses sin reuniones de gabinete, ayer se realizó la tercera en menos de una semana y con un distintivo adicional: fue la primera que presidió Jorge Telerman tras la suspensión de Aníbal Ibarra. La convocatoria a los ministros se dio en el marco del esquema que estableció el jefe de Gobierno con su vice –ahora a cargo del Ejecutivo– para mantener sin alteraciones el funcionamiento de la administración porteña hasta tanto concluya su juicio político. “No fue un velorio sino una reunión de laburo”, sintetizó uno de los protagonistas del encuentro, en el que cada uno trazó un panorama de la situación de sus respectivas áreas.
De haber sido por Telerman, la primera reunión de gabinete de su interinato al frente del Ejecutivo porteño se hubiera concretado el mismo martes a la tarde después de que Ibarra fue notificado formalmente de la decisión de la Legislatura de suspenderlo en sus funciones. Sucedió que otros miembros del gobierno advirtieron que habitualmente la agenda de los secretarios presentaba menos complicaciones a primera hora del día y entonces se modificaron los planes.
Desde el momento en que verificaron que la suspensión y el juicio político eran un hecho, Ibarra y sus colaboradores más estrechos ponen énfasis en aclarar un punto: que obligado por la circunstancias el jefe de Gobierno delegó en Telerman las cuestiones operativas de la gestión, pero que sigue siendo la cabeza política de la administración porteña porque ése no es un atributo del cual los legisladores pueden despojarlo. Que la reunión no se haya hecho el mismo martes a la tarde es más atribuible a la existencia de una voluntad de ratificar ese liderazgo político que a un problema de horario de los secretarios porteños.
“Repasamos las áreas y los puntos principales. Me puse a disposición de los secretarios con la idea de fortalecer y vigorizar acciones de trabajo”, contó el mismo Telerman después de la reunión. Remarcó también que “tenemos que profundizar la gestión y dar un espacio de visibilidad a las muchas acciones que se están realizando”.
Puertas adentro del Salón de Acuerdos en el que se reúne el gabinete, su mensaje fue similar y también buscó reforzar la idea de que su papel es el de vicejefe a cargo del Ejecutivo. La imagen que Telerman suele plantear al respecto es que “la situación es la misma que si Aníbal estuviera de viaje y todos esperamos que el viaje sea lo más corto posible”.
La reunión empezó a eso de las diez de la mañana y terminó pasada la una de la tarde. En las tres largas horas que los secretarios porteños estuvieron juntos quedó en claro que ahora más que nunca debían mostrar cohesión y enfocarse en la gestión, pero también que el objetivo político “central, único y excluyente –según contó uno de ellos a Página/12– es trabajar para que lo más pronto posible Aníbal sea repuesto en su cargo”.
A la espera de que eso ocurra, los secretarios se dieron un gusto: fumar sin necesidad de salir al pasillo para hacerlo para fastidiar a Ibarra. Con Telerman en la cabecera de la mesa cigarrillo en mano, no tardaron en seguirlo el jefe de Gabinete, Raúl Fernández; los secretarios de Medio Ambiente, Eduardo Epszteyn, y de Salud, Donato Spaccavento; y el subsecretario de Desarrollo Social ahora a cargo del área, Sergio Beros. Los demás se limitaron a las medialunas de grasa y manteca y al café “algo quemado”, según algunos se quejaron más tarde.
Después de que Telerman abriera el juego, Fernández trazó un panorama del escenario político y jurídico. Lo demás fue gestión y cada secretario a su turno planteó de acá a fin de año las “debilidades y fortalezas” de su área o, como uno tradujo más tarde, “se enumeraron los probables conflictos y las inauguraciones previstas: primero la de Hacienda, Marta Albamonte; el de Planificación, Roberto Feletti; y así todos”.
El chiste de toda reunión lo hizo esta vez Fernández. Fue cuando le dijo al secretario de Cultura, Gustavo López, que el economista de la CTA Claudio Lozano le acababa de anunciar que los estatales del Colón habían decidido un paro por tiempo indeterminado. López –quien consiguió destrabar ese conflicto y por eso fue felicitado por Telerman apenas empezó el encuentro– quedó impávido. Su preocupación, como la de otros que también cayeron en la broma, terminó en risas cuando Fernández dejó de lado convicción y seriedad para aclarar que no era cierto lo que decía.
Los secretarios prefirieron dejar las cuestiones políticas para después de la reunión. Varios, entonces, replicaron a Silvana Giudice por haber dicho que el kirchnerismo abandonó a Ibarra. Feletti, por caso, precisó que las declaraciones de esa diputada aliada “no expresan para nada la posición del ibarrismo ni del gobierno de la ciudad”.