SOCIEDAD › OPINION
Ciberespacio imperial
Por Leonardo Moledo
Finalmente, los Estados Unidos retuvieron el control de Internet. La verdad, no es para sorprenderse mucho: puesto que controlan el mundo, no se entiende por qué no habrían de controlar Internet. Con un PBI que oscila entre un cuarto y un tercio del PBI mundial, y una fuerza militar que supera a las diez que la siguen juntas, y que, si se cumplen los grandiosos planes imperiales de expansión, para el año 2010 va a superar las fuerzas militares de todos los países juntos, sería sorprendente que largaran algo tan rentable como Internet. Sería como firmar el Protocolo de Kioto.
Porque, además, hay una confusión que usualmente suele atacar a los usuarios de la red de redes, esa verdadera maravilla de la tecnología, que nos han brindado las últimas décadas. El espacio virtual verdaderamente no es tal, o por lo menos no es tan virtual: tiene una entidad material bien concreta, materializada en 13 supercomputadoras que regulan el tráfico de bits, y redes de satélites y cables que transportan impulsos eléctricos: no es algo distinto, sino sencillamente un nuevo soporte; no es un espacio nuevo abierto a la exploración cuyo límite está en todas partes y su centro en ninguna, sino que se trata de algo muy contante y sonante y, sobre todo, material. Del mismo modo que se puede (o no) creer que existe un “espacio epistolar”, pero el soporte es el correo, y se puede o no creer que existe un “espacio literario” no material, pero que no se concreta sin las editoriales. Así, pues, el “espacio virtual” es una cosa codiciable y no hay que sorprenderse si se apoderan de él los más fuertes y prepotentes.
No está mal discutir con los poderosos, pero hay que saber desde el vamos que lo son y que las chances de ganar son pocas, en especial con un imperio que recién se está formando y acomodando sus piezas, y al que todavía le falta para alcanzar el momento de mayor esplendor.
Así, la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información (CMSI) que se desarrolla en Túnez también es una pieza del rompecabezas global que se está armando. Sería interesante replantear y pensar las posibilidades de autonomía y libertad en ese marco, sin la ilusoria creencia de que el imperio tiene grietas.
Internet, ese espacio virtual que produce la ilusión de libertad, es una de las más preciadas joyas de la corona imperial. Porque es privado, no lo olvidemos. Y sus propietarios no la iban a entregar así nomás.