EL PAíS › NILDA GARRE, LA PRIMERA MUJER EN OCUPAR EL MINISTERIO DE DEFENSA EN LA HISTORIA
Los militares tendrán que cuadrarse ante la dama
Fue una de las dos sorpresas del cambio de gabinete anunciado ayer: la ex militante de la Juventud Peronista de los ’70, ex diputada frepasista, ex viceministra del Interior y todavía embajadora en Venezuela, Nilda Garré, será la reemplazante de José Pampuro en la cartera de Defensa.
Por Nora Veiras
Muy temprano, un llamado del Presidente Néstor Kirchner sorprendió a Nilda Garré. Del otro lado de la línea escuchó una noticia que la sorprendió: de urgencia tendría que preparar sus petates, abandonar la embajada argentina en Venezuela y sus excelentes relaciones con Hugo Chávez para regresar y hacerse cargo de la cartera de Defensa. Hoy llegará a Buenos Aires y pasado mañana se convertirá en la primera mujer en comandar las Fuerzas Armadas en la historia del país. La sorpresa no fue sólo de ella: al género se le sumó su origen militante en la Juventud Peronista de los ’70. La decisión es profundizar la impronta de “memoria y justicia” que caracterizó, por mandato presidencial, los dos años y medio de gestión de José Pampuro. “Hay que enterrar definitivamente el pasado y mirar hacia el futuro”, repiten en la Rosada. Para lograr ese objetivo quedan pendientes los juicios por violaciones a los derechos humanos reabiertos a partir de la anulación de las leyes de punto final y obediencia debida.
Que los militares no son los de antes queda claro con sólo enumerar que seis de los nueve cargos políticos de Defensa están en manos femeninas. “El harén” de Pampuro –como suelen chancearlo al ministro– está integrado por Martha Zilli de Miranda, Gabriela Rifourcat, Rut Diamint, Inés Rodríguez de Slepzuck, Silvia Testoni y Marcela Donadío. A pesar de las damas que lo rodeaban, Pampuro, quien hoy asumirá como senador, no creía que su sillón fuera ocupado por una mujer. No le terminaba de cerrar el modelo chileno de Michelle Bachelet, la socialista que comandó esa cartera y ahora es la candidata a presidente mejor posicionada. Acá, cuando llegue Garré se sabrá si ellas siguen avanzando.
Si la proliferación de mujeres es llamativa no lo es menos la militancia setentista de los cuadros civiles que comandaron durante la primera etapa del gobierno de Kirchner la defensa nacional. El secretario de Asuntos Militares, Jaime Garreta, proviene de la izquierda militante que se alió con la Juventud Peronista y el ex jefe de Gabinete y actual embajador en Haití, Ernesto López, se tuvo que exiliar perseguido por la dictadura también por su participación en la JP.
Garré, nacida el 3 de noviembre de 1945, tuvo una inserción mucho más activa. En 1973, a los 27 años fue elegida diputada nacional por el Frente Justicialista de Liberación y compartió la bancada con el actual subsecretario general de la Presidencia, Carlos Kunkel –quien otra vez asumirá como diputado nacional–. Después del breve interregno de Héctor J. Cámpora, ambos rompieron lanzas con el líder peronista cuando se radicalizaron las diferencias entre el veterano caudillo que había incentivado la beligerancia de la JP y los jóvenes que se vieron desplazados y reprimidos por el ala ultraderechista que lideraba José López Rega. Por entonces Garré estaba en pareja con Juan Manuel Abal Medina, quien había sido delegado de Perón mientras éste permanecía en el exilio, y tras el golpe del ’76 se refugió en la embajada mexicana en Buenos Aires junto con Cámpora hasta que pudo salir del país para radicarse definitivamente en tierra azteca.
Pasado y futuro
“Lamentablemente, las enormes y en algunos casos intolerables limitaciones del gobierno de Isabel Perón facilitaron los pretextos que las Fuerzas Armadas necesitaban para quebrar el orden constitucional e interrumpir así un proceso político que, aún con innegables errores, debilidades y violencias, tenía importantes niveles de organización y protagonismo popular y una evidente voluntad de cambio”, escribió Garré en la presentación de su página web. Completa su descripción abundando en que “el objetivo fundamental de la dictadura que se inició el 24 de marzo de 1976 fue producir un retroceso definitivo de los sectores populares, que permitiera hacer modificaciones estructurales en el país e iniciar el proceso de concentración económica y debilitamiento del Estado, que se perfeccionó especialmente en la década del noventa. Este objetivo implicaba un costo estimado en miles de ‘desaparecidos’, muertos, presos políticos y exiliados que la dictadura no vaciló en producir y que constituyen la más negra pesadilla de nuestra historia reciente”.
Durante la dictadura, Garré trabajó como abogada de presos políticos y en los estertores del gobierno de facto se acercó a Vicente Saadi, quien por entonces reclutaba a la militancia setentista. En el ’83 participó del proceso de Renovación del PJ y se alejó con el triunfo de Carlos Menem en la Nación y la designación de Carlos Grosso en la intendencia porteña. En el ’93 se acercó a José Octavio Bordón, líder por entonces de País, que convergió en el Frepaso con las huestes de Carlos “Chacho” Alvarez, en el ’94. Desde esa fuerza fue electa diputada nacional en el ’95. En el ’96 fue estatuyente por la Ciudad de Buenos Aires y en el ‘99 fue reelecta como diputada nacional, banca a la que renunció para asumir, en octubre de 2000, la Secretaría de Asuntos Políticos del Ministerio del Interior que estaba a cargo de Federico Storani. En marzo del 2001 renunció junto con gran parte de los sobrevivientes frepasistas en el gobierno de la Alianza en repudio a las medidas económicas que pretendía aplicar el ministro de Economía, Ricardo López Murphy. Siguió coordinando la Unidad Especial de Investigación del Poder Ejecutivo para el esclarecimiento del atentado de la AMIA hasta que en octubre del 2001 el entonces ministro de Justicia, Jorge de la Rúa le pidió la renuncia por presión de los fiscales y la DAIA, molestos porque Garré daba crédito a la pista siria y a un testigo iraní que involucraba seriamente a Menem en el encubrimiento del ataque.
En el 2001 volvió a la Cámara de Diputados en la lista de la Alianza y se incorporó a la Comisión de Juicio Político. Su última misión antes de renunciar en junio pasado a la banca para asumir como embajadora en Venezuela fue leer la acusación contra el último integrante de la mayoría automática del menemismo en la Corte Suprema, Antonio Boggiano. En su declaración jurada patrimonial figura que recibe ingresos por función pública de 4600 pesos, otros ingresos por 4800 pesos. Tiene una casa valuada en 400 mil pesos, un departamento en Pinamar de 130 mil pesos y una casa en el country Saint Thomas de Esteban Echeverría de 200 mil pesos.
De regreso en la Argentina, esta abogada, egresada de la Universidad del Salvador, se hará cargo de la cartera que supo pilotear con destreza Pampuro. La decapitación de la cúpula de las tres Fuerzas Armadas, la orden al jefe del Ejército, Roberto Bendini, de descolgar en persona los retratos de Jorge Rafael Videla y Reynaldo Benito Bignone de las paredes del Colegio Militar, la transformación de la ESMA –emblema de los centros clandestinos de detención– en el Museo de la Memoria, la anulación de las leyes de impunidad y la consiguiente reapertura de los juicios contra los represores –ya volvieron a la cárcel más de un centenar– han sido los mojones para ir cerrando las heridas abiertas por la impunidad del Terrorismo de Estado.
Queda como tarea pendiente encontrarles un rol estratégico a las Fuerzas Armadas. Ayer, Garré dijo que “hay que incorporarlas a la producción para la defensa”, porque tienen que “cumplir un rol activo en el proceso de reactivación y definitivamente integrarlas para un rol en esta sociedad nueva que estamos tratando de construir”. El afianzamiento de los lazos de integración con el resto de América latina y la participación en Misiones de Paz en el marco de Naciones Unidas son políticas que continuarán afianzándose.
Desde el Senado, Marita Perceval (ver aparte), titular de la Comisión de Defensa, quien participó con Garré en la formación del Frepaso y es una fiel representante del pensamiento kirchnerista, está llevando adelante una serie de consultas para establecer los temas de agenda prioritarios para las Fuerzas Armadas en democracia. Con el aval de Kirchner, Garré tendrá ahora que dialogar con una mayoría de uniformados reciclados y algunos nostálgicos que tienen que encontrar un destino.