EL PAíS
Kirchner reemplazó a Alicia K con Nadalich, un pingüino pura cepa
El designado ministro de Desarrollo Social es un médico sanitarista que hace quince años trabaja con los Kirchner. Actualmente, era el segundo de Graciela Ocaña en el PAMI. Administrará un presupuesto de 3550 millones de pesos.
Por Diego Schurman
No le resultaba sencillo mantener la impronta de un ministerio que por años cargó nada menos que su hermana Alicia. Pero Néstor Kirchner encontró en Juan Carlos Nadalich la llave de la continuidad de una política que tanto le ha servido para mejorar los indicadores sociales. Se trata de un médico sanitarista “pingüino” que en los últimos quince años ha trabajado bajo la férula K y que a partir de 2006 administrará desde la cartera de Desarrollo Social un fenomenal presupuesto de 3550 millones de pesos.
De los cambios anunciados ayer, seguramente es el menos ruidoso, pero no por eso el menos importante. Tanto, que hasta último momento se mantenía latente la posibilidad de que Alicia renunciara a la banca de senadora nacional electa para mantenerse al frente del ministerio.
El Presidente sabe de la importancia del área: en vísperas de la última elección ha congeniado con su hermana un itinerario para combinar ayuda social con oportunidad política. Sin dudas, la estrategia colaboró en la tracción de votos hacia el Frente para la Victoria, sobre todo en la provincia de Buenos Aires.
La competencia radical en Santa Cruz obligó a Kirchner a un ajedrez donde Alicia se transformó en una pieza fundamental. El Presidente debió buscar su reemplazante en la pingüinera. El titular de la SIDE, Héctor Icazuriaga, tuvo alguna chance de cambiar la lectura de informes reservados por el reparto de planes Familia o Manos a la Obra.
Sin embargo, Kirchner, a instancias de su hermana, se inclinó por Nadalich, un desconocido por vocación si se tiene en cuenta su extremado bajo perfil. A no ser por las especulaciones periodísticas, probablemente pocos sabrían de su cargo como número dos del PAMI, un cargo desde donde viene trabajando junto a Graciela Ocaña.
Alberto Fernández y Cristina Kirchner avalaron la llegada de Nadalich en la obra social de los jubilados cuando se produjo un cortocircuito entre la titular del PAMI y el entonces número dos, José Granero. El jefe de Gabinete y la primera dama no habrían sido ajenos a la reciente decisión presidencial de ascender al médico a un ministerio clave para la etapa de la prometida redistribución del ingreso.
Aunque no es NyC (nacido y criado), en la Patagonia todos consideran a Nadalich como un “pingüino” de pura cepa. En 1991 aterrizó en el gobierno de Santa Cruz para asumir la subsecretaría de Salud Pública, una dependencia del Ministerio de Asuntos Sociales provincial que ya por entonces administraba Alicia Kirchner.
¿Cómo un sanitarista nacido en Corrientes y director de distintos centros y hospitales de Goya terminó en Río Gallegos trabajando con los “K”? Probablemente, haya que remitirse a La Plata, en cuya Universidad Nacional Néstor y Cristina se recibieron de abogados y Nadalich de médico. La ciudad de las diagonales ya no es la misma que en vísperas del golpe del ’76. Pero apenas Kirchner lo obligó a un nuevo traslado, esta vez de la Patagonia a la Capital, el flamante ministro decidió hacer base en La Plata, donde vive junto a su familia.
“Hiperkinético, amigable y buen cebador de mate”, lo describen quienes trabajaron junto a él en la coordinación ejecutiva de Políticas Sociales del Ministerio de Asuntos Sociales de Santa Cruz, desde el 2000 hasta el 2003. “Sencillo y católico practicante”, agregan los que lo vieron del 2003 al 2004 como secretario ejecutivo del Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales, una de las áreas estratégicas del ministerio que Alicia dejará el jueves.
Una curiosidad: hay que rastrear en los diarios patagónicos para encontrar algún textual del flamante ministro que supere diez líneas. Dicen que el silencio de radio, como el termo y la yerba, han sido en todos estos años sus mejores compañeros. Los amigos rescatan su metodismo y obsesividad, su afición a la lectura y a Internet y también su estilo campechano, que le ha permitido desde sus recientes trabajos generar buena sintonía con los ministros Daniel Filmus y Ginés González García. A este último lo ha ensalzado por la política de distribución de medicamentos. De ahora en más, Nadalich deberá abrir su agenda a organizaciones piqueteras, tan apegas a la asistencia oficial.
En la Casa Rosada le reconocen oropeles, básicamente por haber sido parte del andamiaje que en Santa Cruz permitió tener una media de pobreza y mortalidad infantil inferior a la del resto del país. Suele predicar a favor de “un hospital público con eje en las políticas sanitarias” y de “la atención primaria de la salud”. Nadie espera de este técnico de 53 años algo distinto a lo que venía haciendo la hermana del Presidente. “Las políticas sociales son políticas de Estado”, dicen en el Gobierno. Claro que la idea de continuidad no será únicamente un enunciado: Nadalich prácticamente no moverá una pieza del ministerio, más allá de la incorporación de un grupo de colaboradores. Se descuenta, entonces, la permanencia en el cargo del viceministro Daniel Arroyo.
Si se quiere, la única diferencia radicará en los montos para la ejecución de gastos. Alicia Kirchner contó para este año con 2567,8 millones de pesos, mientras que Nadalich manejará la friolera de 3550, de acuerdo al Presupuesto 2006.
Si alguien duda del lugar que el Presidente le da al área, la foto de anoche resultó reveladora: en medio de la furia mediática por la eyección de Roberto Lavagna, Kirchner se mostró con Alicia poniendo en marcha un Plan Nacional de Desarrollo Infantil. Todo un gesto para recibir a Nadalich y despedir a su hermana.