Legisladores y dirigentes de la oposición coincidieron en calificar de “buena noticia, pero insuficiente” al aumento que ayer anunció el gobierno nacional a los haberes jubilatorios, aunque hubo advertencias severas en cuanto a la cantidad creciente de ancianos sin cobertura social. Desde el ARI, la UCR y la CTA hubo coincidencias en sostener que el Gobierno estaba en condiciones y debió haber otorgado una recomposición mayor.

Claudio Lozano, diputado y dirigente de la CTA, rescató como positivo el aumento, pero cuestionó que el Gobierno insista en la estrategia de “financiar con el mismo retraso de los haberes jubilatorios el aumento de la mínima”. Si bien reconoció que, a diferencia de lo resuelto en oportunidades anteriores, esta vez también se extendió el aumento al conjunto de los jubilados, subrayó que no se percibe intención de producir una recuperación real de dichas remuneraciones. “Apenas se compensa la inflación de un año”, apuntó, recordando que pese a los sucesivos aumentos al haber mínimo de los últimos cuatro años, “a fines de 2005 el gasto previsional del sector público todavía estaba 32 por ciento por debajo del nivel de 1998”.

Según Lozano, entre la partida presupuestaria para gastos previsionales de este año y el superávit de la Anses, que suma casi 6100 millones de pesos, “el Gobierno estaba en condiciones de dar un aumento equivalente a tres veces el que dio”. Sin embargo, el problema más grave pasa por la falta de universalidad del sistema. “Con este aumento, habrá 1,8 millones de jubilados cobrando el haber mínimo, pero al mismo tiempo hay 1,7 millones de personas mayores que están sin cobertura (que no acceden a la jubilación por no cumplir los requisitos)”, advirtió el diputado. Esta tendencia seguirá creciendo, apuntó, dado que apenas un 39 por ciento del conjunto de trabajadores hace regularmente sus aportes a la seguridad social.

Eduardo Santín, ex diputado radical y hoy secretario del bloque en la Cámara baja, coincidió con Lozano en señalar el problema de la falta de universalidad como uno de los aspectos más graves del sistema previsional. “En menos de quince años, el 50 por ciento de los que lleguen a la edad de jubilarse no van a poder hacerlo, por falta de aportes; todos trabajan, pero algunos son trabajadores de primera y otros de segunda, y estos últimos no tienen cobertura ni van a poder acceder al sistema de seguridad social”, sostuvo Santín. Destacó que, así como es positivo que aumenten las jubilaciones cuando hay recursos, también es el momento “para resolver la universalización del sistema, a través de una reforma previsional que no se limite a corregir la ley vigente”.

María América González, diputada por el ARI, sostuvo que “a diciembre de 2005, con el superávit existente en la Anses ya se estaba en condiciones de dar un 25 por ciento de aumento a todas las escalas jubilatorias”. En su opinión, “lo que tendría que hacer el Gobierno, en vez de establecer aumentos, es devolverles la movilidad a las jubilaciones”.

En términos similares se expresó Alejandro Nieva, diputado radical, al señalar que si bien el incremento es bien recibido, resulta “insuficiente a la luz del deterioro que han tenido los haberes jubilatorios en los últimos años, sobre todo para los jubilados que cobran más de mil pesos”.