“Cuando se incendia un campo, vos prendés fuego a las parcelas que están alrededor para que las llamas no se propaguen. A eso se le llama contrafuego. Evidentemente, el Gobierno tomó nota de lo que pasó en Misiones. Lo de (Eduardo) Fellner es un contrafuego político.” La definición de Eduardo Macaluse, diputado del ARI, forma parte del análisis sobre los posibles escenarios reelectorales, que varios referentes de la oposición hicieron a pedido de Página/12. Desde el PRO destacaron como positiva la decisión presidencial de desalentar al jujeño y, en coincidencia con los demás entrevistados, pidieron que Felipe Solá “dé un paso al costado” en su ambición reeleccionista.

Desde Mar del Plata, donde participó del Coloquio de IDEA, Horacio Rodríguez Larreta, del Pro, pidió que “se repita esta voluntad del Gobierno en las provincias, porque si no sería una barbaridad y un atropello a la democracia. Lo de Fellner es un buen síntoma. En Misiones quedó demostrado que la gente va a poner límites al Gobierno si insiste en avasallar las instituciones”. Avocados a consolidar Pro a nivel nacional, los dirigentes del partido de centroderecha recibieron la decisión del Presidente de desalentar a Fellner con buena cara, aunque Federico Pinedo, jefe del bloque de diputados del Pro, comentó que “Kirchner está tratando de navegar en el sentido de la opinión pública. Si realmente quiere implementar una política sobre el tema de las re-reelecciones, que presente un proyecto para parar la reelección indefinida en Santa Cruz”. El dirigente también apuntó contra Solá, considerando que “es imposible que prevalezca su interpretación” sobre el artículo 123 de la Constitución provincial, del que depende que el gobernador pueda candidatearse.

Para el ingeniero Juan Carlos Blumberg, Fellner se bajó “porque le iban a reclamar” al igual que a Carlos Rovira, y agregó: “Por supuesto que es saludable (que decida no candidatearse). La democracia es la alternancia, que la gente elija, cambie”.

También Macaluse vio en esta decisión una “nota de sensatez, que Solá debería imitar. Lo de él es peor que lo de Rovira, que al menos fue más sincero y apostó a reformar la Constitución, Solá directamente la quiso puentear”. El diputado del ARI afirmó que “lo de Misiones tiene una lectura nacional: demuestra el hartazgo de la sociedad a determinadas prácticas. El Gobierno creía que con la bonanza económica bastaba para que la gente acepte todo”. Pese a la increíble cohesión que demostró el frente Unidos por la Dignidad (FUD) misionero a la hora de votar, Macaluse no ve en el FUD un ejemplo a imitar por la oposición: “No sería bueno que nos uniéramos solo para oponernos –explicó–. Lo de Misiones es una excepción, había un objetivo concreto. Pero para juntarse hacen falta proyectos comunes, ideas afines y conductas compartidas”.

“El caso de Fellner es clarito. Declinó su candidatura porque no le daban los números, le faltaba un legislador y después de lo que pasó en Misiones, lo único que le quedaba era apelar a movidas non sanctas. Esto sirve para conseguir que se frene la presión institucional de los gobernadores oficialistas para seguir en el poder”, concluyó Roberto Iglesias, presidente de la UCR, que consideró que Solá “está buscando vericuetos legales que no tienen sentido”. Su colega del Partido Socialista, Jorge Rivas, evaluó como “altamente positiva” la experiencia misionera “porque envió un mensaje claro a toda la sociedad: se le puede poner un freno a esta costumbre de imponer tensión institucional. De esta forma las fuerzas políticas pueden preocuparse de los temas realmente importantes de la agenda social”.

Informe: Emilio Ruchansky y Julián Bruschtein