Miércoles, 28 de febrero de 2007 | Hoy
EL PAíS › OPINION
Por Nora Veiras
Hizo el esfuerzo de pararse entre los pobres, pero no puede ponerse a la par. Le tuvieron que armar una tarima de tirantes de madera. Subido allí, sin meter los pies en el barro, promete cambiarles la vida.
Se fue a Lugano para anunciar que, finalmente, será candidato a jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Lo motiva –dijo– “el clamor” de la gente por lograr soluciones.
Se paró en medio de un basural con los yuyales de fondo. Varios nenes, morochitos todos, fueron ubicados como al descuido detrás del candidato. El, Mauricio, de infaltable camisa celeste en composé con sus ojos, se paró sobre una tarima ad hoc con una nenita vestida con la remera “I love Argentina”.
La escena era una caricatura del ideario “PRO”. Alto impacto con bajo costo. ¿Quién no se conmueve ante la miseria? ¿Hay algo más “barato” que exponer a criaturas en toda su vulnerabilidad?
El presidente de Boca sabe que tiene que perforar su techo para lograr el triunfo en la casquivana ciudad de Buenos Aires. Después de meditar con sus múltiples asesores decidió hacer el anuncio desde allí, desde ese “sur” que pone en evidencia la injusticia social.
Es cierto, no es el único que con sus actos expone esa mirada desde arriba. Pero es, quizás, el que en forma más burda lo hizo hasta ahora. Si así empezó la campaña el candidato que –dice– que lo suyo son las propuestas, la gestión; el candidato que –promete– no apelar a golpes bajos, no regodearse en el lodo electoral, ¿qué se puede esperar?
Ah... antes de despedir a la prensa, parada también en medio del yuyal, le hizo un mimo a la nena que lucía la remerita con el corazón y la sigla en inglés “AR”. Completó el abrazo con una invitación “Vamos a ver Happy Feet”. La nena, por supuesto, no entendió.
No importa, PRO ya mostró su ideario.
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