Martes, 17 de julio de 2007 | Hoy
EL PAíS › LOS DESAFIOS QUE ENFRENTARA MIGUEL PEIRANO, EL NUEVO MINISTRO
Bien visto en el ámbito empresario, de perfil desarrollista, Miguel Peirano no tendrá que lidiar con las internas que soportó Miceli. Mantiene una aceitada relación tanto con Julio De Vido como con Alberto Fernández. El proyecto del Banco Nacional de Desarrollo.
“Miguel es un economista con un perfil productivista e industrialista, que va a reafirmar el rumbo de la política económica.” Así definió ayer el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, al flamante ministro de Economía. Más allá de una sólida formación económica y el consenso que suscita en el ámbito empresario, una de las mayores virtudes de Peirano es la aceptación de su figura de parte de los dos ministros que más se recelan en el gabinete de Kirchner: el ministro de Planificación, Julio De Vido, y el propio Alberto Fernández, con quienes mantuvo un aceitado contacto en los últimos dos años desde el cargo de secretario de Industria. Defensor a rajatabla de la política de dólar alto, con superávit fiscal, el nuevo ministro podría impulsar, entre otras cosas, el proyecto de un Banco Nacional de Desarrollo, al estilo del que existe en Brasil. Además de insistir en la necesidad de equilibrar el desarrollo de un Mercosur desbalanceado en favor de Brasil.
Miguel Gustavo Peirano tiene 41 años, cursó sus estudios secundarios en el Colegio Nacional de Buenos Aires y se graduó en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA), de donde egresó con diploma de honor. Entre 1989 y 1990 trabajó en el Banco Sudameris como analista de riesgo crediticio, en el área de Comercio Exterior. Tras desempeñarse en el Sudameris emigró a Techint International Corporation, donde cumplió labores en Brasil en la evaluación de proyectos para el exterior y en el análisis de oportunidades de inversión, como gerente financiero y asesor de la presidencia de la empresa del grupo Rocca.
Posteriormente, se desempeñó durante más de una década, entre 1993 y 2004, como jefe del Departamento de Economía de la Unión Industrial Argentina, donde además ocupó otros cargos, como director de las Comisiones de Análisis Financiero, Política Industrial, Política Tributaria y Fiscal. En la UIA nunca fue considerado un hombre de Techint. Al contrario, tejió vínculos con todos los sectores: desde las automotrices hasta la petroquímicas. Pero, fundamentalmente, siempre se mostró cercano a los planteos de las pymes en su lucha por ganar espacios en una Unión Industrial manejada por los grandes grupos económicos.
Simpatizante desde los tiempos de la universidad con las ideas desarrollistas, Peirano coqueteó con el Frepaso a finales de los ’90, cuando Carlos “Chacho” Alvarez se dedicaba a armar sus equipos económicos. Sin embargo, no se sumó al gobierno de la Alianza. También supo acercarse políticamente a Graciela Ocaña, incluso antes de que ésta se distanciara de Elisa Carrió, en los tiempos en que militaba en las filas del ARI.
Durante la década del noventa, Peirano fue un acérrimo enemigo de la convertibilidad, de las privatizaciones y de la apertura comercial, promocionadas por Domingo Cavallo y Roque Fernández. Más aún, en una entrevista con Página/12 llegó a decir que los neoliberales eran “perversos” (ver aparte).
Recién se acercó al Ministerio de Economía en el 2004, cuando fue asesor de la Subsecretaria de Pequeña y Mediana Empresa, que conducía su amigo del secundario, el economista Federico Poli, hoy funcionario del BID en España. Algunos meses después fue nombrado como vicepresidente primero del Banco de Inversión y Comercio Exterior (Bice), a sugerencia del propio Poli.
A fines de febrero de 2005, desembarcó al frente de la Secretaría de Industria, donde fue designado por Roberto Lavagna y ratificado luego por Felisa Miceli. Sin embargo, Peirano nunca se privó de criticar en círculos reservados a sus dos ex jefes. A Lavagna le reprochaba su “soberbia”, el desinterés por armar equipos, y la falta de capacidad para impulsar medidas sectoriales. De Felisa, con quien mantenía un trato cordial, consideraba que cumplía un rol protocolar, desaprovechando la oportunidad de avanzar en cuestiones clave, como el mencionado Banco Nacional de Desarrollo.
En los últimos dos años, incluso durante la gestión Lavagna, Peirano tuvo siempre línea directa con Julio De Vido, con quien compartió inauguraciones de empresas y reuniones con los popes de la industria. Igual de buena es su relación con Alberto Fernández, y desde hace meses hasta el propio Kirchner lo solía consultar. Tanto es así que el Gobierno le confió en los últimos tiempos toda la negociación de la letra chica de los acuerdos comerciales con Brasil, a donde viajó por lo menos una vez por mes para reunirse con los principales funcionarios de la administración Lula.
A diferencia de Miceli, Peirano también mantiene una buena relación con el titular del Banco Central, Martín Redrado. El dato no es trivial, por dos motivos. Primero, porque si el nuevo ministro de Economía se propone mejorar las condiciones crediticias de las pymes deberá coordinar políticas con el Banco Central. Segundo, porque es seguro que Redrado continuará durante un próximo gobierno de Cristina Kirchner por lo menos al frente de Central. Y si la gestión de Peirano se extenderá o no después del 10 de diciembre dependerá de los consensos de logre dentro y fuera del Gobierno. Anoche todavía no estaba confirmado el nuevo equipo económico. Pero se descuenta que continuará en la estratégica Secretaría de Hacienda Carlos Mosse, un hombre a quien Kirchner consulta diariamente.
Frases del flamante ministro de Economía, Miguel Peirano, extraídas de diferentes medios gráficos:
- “El Estado como agente inductor del crecimiento es fundamental. El piloto automático fue una gran mentira del neoliberalismo. Bajo el supuesto piloto automático se escondían las decisiones por omisión para favorecer a sectores de privilegio.”
- “Hay que decirlo con todas las letras: los neoliberales son perversos.”
- “La Argentina es un país que debe ser fuertemente industrial.”
- “Puede haber empresas no viables, pero en la actual etapa de desarrollo de la Argentina todos los sectores tienen viabilidad.”
- “La estrategia de desarrollo industrial no puede estar sustentada en salarios bajos.”
- “Elegir un tipo de cambio sustentable para aumentar las exportaciones y sustituir importaciones es una regla macro básica para el desarrollo industrial.”
- “Los que nos acusan de ‘cerrar’ la economía deberían pensar que sin un mercado interno sólido es imposible aumentar las exportaciones o incrementar la productividad. La otra opción es convertirnos en una factoría o condenar a millones de argentinos a una vida sin futuro.”
- “El Mercosur debe recuperar su espíritu original. Recordemos que fue creado para apoyar el comercio intra-industrial entre los países miembro y utilizar ese mercado ampliado como plataforma para ganar competitividad en terceros mercados y peso en las negociaciones internacionales.”
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