EL PAíS
El chico recibió siete cuchilladas aunque terminó muriendo ahogado
Por Horacio Cecchi
A dos días de la aparición del cuerpo de Diego Peralta, el resultado de la autopsia es la meta más ansiada por los investigadores del caso. Aunque recién esta mañana los forenses del Poder Judicial de la Nación estarían en condiciones de presentar un informe preliminar, ayer pudieron confirmarse algunos datos. Diego Peralta recibió siete cuchilladas con un cuchillo de cocina, y es muy probable que no haya muerto a causa de ellas sino ahogado, luego de haber sido arrojado a la tosquera aún con vida. Los peritos solicitaron que durante varios días se tomaran muestras del agua a diferentes profundidades, para obtener un registro de temperaturas. La tarea fue encomendada a hombres de la Federal. Como anticipó ayer Página/12, el caso pasó a manos de la División Delitos Complejos de esa fuerza, lo que confirmaría las sospechas existentes en el juzgado sobre la vinculación de hombres de la Bonaerense. Uno de los expertos dedicados desde ayer al caso subrayó una de las principales expectativas del equipo: “Determinar la fecha será una buena aproximación para saber por qué fue asesinado”.
Desde el mediodía, y fuera de las repercusiones y vértigo político que asumió el caso, toda la atención estuvo centrada en el edificio de la Morgue del Poder Judicial nacional, en Viamonte 2150. Allí fue enviado el cuerpo de Diego Peralta, por orden del juzgado federal de Carlos Ferreiro Pella. Allí, también, estuvieron presentes el padre y el tío del joven, Luis y Jorge Peralta, acompañados por el abogado de la familia, Marcelo D’Angelo. Poco antes de las 12, el jefe de Tanatología, Héctor Vásquez Fanego, y el perito del departamento de Toxicología y Química Legal Fernando Trezza, iniciaron la autopsia realizando una serie de placas radiográficas.
Unas cuatro horas más tarde, los especialistas habían concluido la primera etapa de la autopsia. “Recién el miércoles (hoy) por la mañana es probable que me entreguen un informe preliminar”, señaló a este diario el abogado de la familia Peralta, Marcelo D’Angelo. De todas formas, un experto del Cuerpo Médico Forense indicó que el cadáver presentaba siete heridas provocadas con un cuchillo de cocina. El corte más profundo sería el observado a la altura del cuello, lo que probablemente haya dado la primera impresión de que había sido degollado.
Pero esa primera versión estaría a punto de ser desestimada por otro detalle observado por los forenses: hallaron restos de plancton en los pulmones del chico. El detalle no es superficial: el plancton son microorganismos que viven en el agua y esto indicaría que el joven aún respiraba cuando fue arrojado a la tosquera.
Los forenses solicitaron que se realizaran muestras del agua donde fue hallado el cuerpo, a diferentes niveles y durante una serie de días. “Lo que se busca es determinar la temperatura –señaló un experto de la Morgue–. Hay que tener en cuenta que esa tosquera tiene alrededor de 40 metros de profundidad y el agua es muy, muy fría. La temperatura es uno de los parámetros que indican la velocidad de descomposición del cuerpo”.
Recién hoy, una junta médica analizará los primeros resultados de la autopsia para determinar datos con mayor certeza. De todos modos, ayer, una consideración superficial permitía considerar que el joven fue arrojado a la tosquera hace no menos de diez días. La determinación de la fecha resulta un dato clave: diez días antes de la aparición del cuerpo fue detenido José García, acusado de haber negociado con la familia por el rescate (aunque es muy probable también que García haya sido, simplemente, un testigo del secuestro). Esa detención podría haber acelerado el crimen. Doce días antes, los padres de Diego sacaron a la luz el caso, que hasta esa fecha se mantenía en secreto, a pedido de los secuestradores. De ser así, también es posible que la publicidad haya molestado a la banda. Si ocurrió hace 21 días, coincidiría con la detención de los dos policías de la DDI de Lomas de Zamora que investigaban el caso. Alrededor de las seis de la tarde, tras las correspondientes autorizaciones judiciales, los forenses entregaron el cuerpo de Diego a Jorge y Luis Peralta. Poco después, una furgoneta de una casa de sepelios, lo trasladó hacia Monte Grande, donde fue velado por sus familiares, amigos y vecinos.