EL PAíS › LA PRESIDENTA DE ABUELAS DE PLAZA DE MAYO, ESTELA DE CARLOTTO

“Olvidan que hemos perdido el miedo”

 Por Victoria Ginzberg

Apenas terminó en Córdoba la audiencia en la que Sonia Torres fue absuelta de su acusación por calumnias e injurias, el teléfono sonó en la sede de las Abuelas de Plaza de Mayo en el barrio del Abasto. La abuela cordobesa llamó personalmente para anunciar la buena nueva. “La resolución nos parece un acto de estricta justicia”, aseguró Estela Carlotto, presidenta de la institución.
–¿Qué significa la sentencia de absolución de Sonia Torres?
–El fallo fue excelente porque quedó totalmente clara la responsabilidad de este hombre (Tránsito Rigatuso). Fuera de lo aberrante que ha sido sentar en el banquillo de los acusados a la abuela Sonia, esta resolución nos parece un acto de estricta justicia. Ha quedado bien clara la calidad de cada una de las personas involucradas, quién es el acusador y que su participación en la represión durante la dictadura fue real; que la abuela no faltó a la verdad y que, al contrario, fue discreta y objetiva. Esto nos reafirma que hay que seguir trabajando y confiar en la Justicia, aunque los hombres de la Justicia a veces no son tan claros. También hay que destacar la solidaridad que recibió Sonia. Los alumnos de la Escuela Manuel Belgrano la acompañaron. Podemos interpretar que la hija y su yerno estuvieron también acompañándola.
–¿Cómo interpreta la denuncia contra Torres? ¿Fue un intento por callar las denuncias de los organismos de derechos humanos?
–Resulta sugestivo que la Justicia haya aceptado llevar adelante este juicio cuando este personaje ya había perdido otro juicio similar por las mismas acusaciones. Es repetir la historia inútilmente. Ahora ha reparado este acto incorrecto valorando la figura de una luchadora que no hizo más que decir la verdad.
–Pero, ¿por qué Tránsito Rigatuso inicia esta causa si era previsible que terminara destapando su colaboración con los militares?
–Dentro del marco de la impunidad, estos personajes creen que todavía pueden salir airosos y triunfar, pero se olvidan que ha pasado mucha agua bajo el puente y que los argentinos han perdido el miedo y no toleran más sus mentiras.
–¿Había antecedentes de un juicio de este tipo?
–Es la primera vez que se realiza un juicio oral pero no es la primera vez que hay demandas por calumnias. El fiscal Pablo Quiroga nos inició una querella a mí y a otra abuela porque en un comunicado de prensa dijimos que facilitó la fuga de un apropiador.
–¿Cómo terminó?
–Nos condenaron. Una condena ridícula porque era como si ahora hubiera que pagar diez pesos, pero fue un disgusto porque de víctimas pasamos a estar más victimizadas. Pero este doctor Quiroga es conocido por eso, por perseguir militantes populares.
–Ahora que la Justicia dijo que Rigatuso elaboró listas para “marcar” a sus alumnos, ¿las Abuelas podrían querellarlo a él?
–Habría que preguntarles a los abogados si van a hacer algo por las ofensas y mentiras. Si se lo encontrara responsable del secuestro de la hija de Sonia, que estaba embarazada, se trata de la desaparición de un bebé y puede ir a la cárcel. Eso va a ser analizado por los abogados.
–¿Por qué pidieron un veedor de Amnistía Internacional? ¿No confiaban en la Justicia?
–Lo pedimos porque consideramos incorrecto haber aceptado que se iniciara el juicio, que era repetitivo. Sonia no fue la primera que había dicho eso sobre este hombre.
–¿Cómo fue ver a Sonia en el banquillo de los acusados?
–Yo viajé para los alegatos y fue vergonzoso el abogado del acusador, que se reivindicó como radical mil veces. El 70 por ciento de su exposición consistió en justificar por qué estaba defendiendo a ese hombre. Fue lamentable y triste. Yo me descompuse en un momento por la situación de agravio contra Sonia, que, sentadita y humildemente,escuchaba las cosas que decía esta gente, aunque después escuchó a sus abogados con satisfacción. Los abogados de Abuelas, sólo aportando las pruebas que estaban arriba de la mesa, hicieron una obra magistral.

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