SOCIEDAD
Otras cuatro terneras clonadas nacerán en el país en setiembre
Además de clonadas serán transgénicas y producirán hormonas para crear fármacos. Un experto analiza la importancia del desarrollo de “Pampa” para la ciencia y tecnología argentinas.
Por Pedro Lipcovich
El próximo mes nacerán en la Argentina cuatro terneras clonadas como “Pampa” pero que, además, llevarán en sí el gen que les permitirá, cuando sean grandes, producir con su leche la hormona de crecimiento humana. Así lo anunció ayer la empresa Bio Sidus, responsable del proyecto de obtener productos farmacéuticos a partir de vacas transgénicas. Página/12 dialogó con un destacado especialista en políticas científicas para precisar las enseñanzas y perspectivas que abre “Pampita”, cuya llegada cumpliría con un “triángulo virtuoso”, según el cual el desarrollo tecnológico requiere la articulación entre empresas, científicos y el Estado. En efecto, la Secretaría de Ciencia y Tecnología reveló que contribuyó con créditos por más de un millón de dólares para el proyecto de transgénicos de Bio Sidus, que se sumaron a los más de 6 millones invertidos por la propia empresa.
“La experiencia que inaugura ‘Pampita’ se perfila como exitosa porque aprovecha las ventajas comparativas de la Argentina: la biotecnología de aplicación agropecuaria puede sacar partido de una tradición de muchos años de trabajo y recursos, tal como ya viene sucediendo en Brasil en áreas como los cítricos y la caña de azúcar”, comentó para este diario Mario Albornoz, coordinador de la Red Iberoamericana de Indicadores de Ciencia y Tecnología.
Albornoz destacó que emprendimientos como el de “Pampita” mejoran el valor agregado de los bienes exportables: exportar eritropoyetina (sustancia farmacológica ya exportada por la propia empresa Bio Sidus y últimamente por una empresa vinculada con la Universidad del Litoral) es naturalmente muy distinto que limitarse a los cereales o al petróleo crudo”.
Ayer Marcelo Criscuolo, director ejecutivo de Bio Sidus, anunció que “para el mes que viene tenemos previstos cuatro partos” de terneras clonadas como “Pampita” pero que, a diferencia de ésta, llevarán en sí el gen humano capaz de producir la hormona del crecimiento, que segregarán en su leche. “Y hay en camino otras 24 terneras que llevarán el mismo gen”, anticipó Criscuolo.
¿Cuánto tiempo hará falta para que comience la producción a escala industrial? Primero, habrá que esperar tres años a que las terneras se conviertan en vacas capaces de producir leche. Después, el fármaco obtenido deberá rendir las debidas pruebas de seguridad y eficacia. Estas no debieran presentar mayores problemas porque “actualmente, la hormona de crecimiento se produce a partir de bacterias, es decir, organismos biológicamente mucho más alejados del ser humano que las vacas”, observó Criscuolo.
Los países que actualmente encaran la producción de fármacos mediante la leche de animales transgénicos son Estados Unidos, Alemania, Francia, Gran Bretaña, Australia (pero con tecnología británica) y Japón. El producto con mayor desarrollo es el “Factor 8” para la coagulación sanguínea; ya está en etapa avanzada de ensayos con seres humanos y se prevé su aprobación y puesta en el mercado para el año que viene.
Para Albornoz, la clonación de “Pampita” y de sus primitas es un caso de adecuado funcionamiento del “triángulo de Sabato”, así llamado porque lo formuló Jorge Sabato, experto en ciencia y tecnología que, en las décadas de los 60 y 70, teorizó sobre las condiciones para el desarrollo en América latina: “Para Sabato –recordó Albornoz–, el desarrollo de un país estaba en función de que interactuaran acertadamente los tres vértices definidos por: las empresas; los centros académicos y científicos; el Estado”.
“En el caso del proyecto ‘Pampita’ –continuó Albornoz–, la empresa Bio Sidus efectivamente recurrió a grupos de investigación del Conicet y la UBA, y esto demostró que la inversión que el Estado efectuó para formar a esos equipos rindió en términos económicos. Pero, además, hay que tener presente que la empresa Bio Sidus recibió en su momento aportesfinancieros de la Secretaría de Ciencia y Técnica de la Nación a través del Fontar, Fondo Tecnológico Argentino.”
En efecto, ayer Julio Luna, secretario de Ciencia y Tecnología de la Nación, hizo saber que “la Secyt entregó a Bio Sidus un crédito por 677.000 dólares para un proyecto de producción de activador tisular del plasmígeno humano en animales transgénicos de granja (cabras)”; “en febrero de 2000, se firmó un segundo contrato de financiación orientado a la obtención de una vaca transgénica por un monto de 422.914 pesos, además de créditos para otros proyectos por un monto de 5.200.000 dólares, lo cual demuestra el esfuerzo desde el sector público”.
La Secyt comunicó además que, por acuerdo con el Banco Central, “fueron liberados del ‘corralito financiero’ fondos destinados a proyectos de investigación”.