EL PAíS › ALDO PIGNANELLI, PRESIDENTE DEL BANCO CENTRAL, CON UN PIE AFUERA
Lavagna aplicó una pigna de nocaut
Por Claudio Zlotnik
Eduardo Duhalde desautorizó ayer al Banco Central, y Aldo Pignanelli, su titular, está más afuera que adentro de la entidad monetaria. En medio de un nuevo round entre Economía y el BC por el corralito, el jefe de Estado fue tajante: “Desautorizo toda información económica que no provenga del Ministerio de Economía. Es el Ministerio el que informa y el que está autorizado a proporcionar los datos referidos a la política económica”, señaló en declaraciones a la agencia NA. Las palabras de Duhalde, en claro apoyo a Lavagna, fueron un duro golpe para Pignanelli, quien anoche comunicó a sus íntimos que se alejaría del cargo si el Presidente no sale a respaldar públicamente su gestión. Anoche, en la City como en algunos sectores del Gobierno, daban por hecho la salida de Pignanelli. Y Jorge Levy, actual superintendente de Entidades Financieras, era el candidato número uno para suceder al actual jefe del BCRA, ya que cuenta con la confianza del ministro de Economía y también de Duhalde.
“Existe mucha tensión. Pignanelli está muy enojado con Duhalde y con Lavagna”, señaló una fuente del BC a este diario. “Todavía no renunció”, manifestó el vocero a este diario, dejando abierta la posibilidad de que el alejamiento se concrete en las próximas horas. Tanto en el Central como en Economía reconocieron que el pico de tensión se generó en el marco del “momento crítico” que pasan las negociaciones con el Fondo Monetario. También mencionaron que el desguace del Scotiabank Quilmes entre los bancos Comafi y Macro-Bansud “dejó más heridas” entre Lavagna y Pignanelli.
Procesado por el caso Medefin, Pignanelli hizo su carrera como director del Central, pero llegó al cargo máximo por su militancia al lado de Eduardo Duhalde. Hasta ahora, el jefe de Estado se había mostrado imparcial en la puja entre Lavagna y Pignanelli. Pero ayer, quebró ese equilibrio. No dudó en atender el pedido de su ministro de Economía y respaldó su gestión frente al nuevo embate desde el Central. Además, Pignanelli había quedado herido luego del procesamiento por el Medefin.
El nuevo contrapunto entre Lavagna y el BCRA se inició con las últimas declaraciones de Guillermo Lesniewier, director del instituto emisor. Durante un seminario, el funcionario insistió con la propuesta de liberar las cuentas a la vista y devolver inmediatamente los plazos fijos reprogramados de hasta 10 mil pesos, a través de la cesión de tres cheques diferidos. Esa propuesta enfureció a Lavagna, quien ayer se comunicó con Duhalde y le pidió un respaldo explícito y contundente, que no tardó en llegar.
Por la tarde, el titular del Palacio de Hacienda fue crítico con el Central. “Hay una contradicción: al mismo tiempo que alguna gente pide la liberación del corralito, no cumple con la función que le corresponde de crear el sistema (financiero) libre”, acusó. Y fue más explícito: “Economía aprobó, a fines de mayo, la creación de las cuentas bancarias libres, sin restricciones, y esas cuentas no terminaron de ser instrumentadas por el Banco Central. Este debe ser el paso número uno”, apuntó.
Frente al contraataque de Economía, en el Central ensayaron una defensa. Fuentes de la entidad comentaron a Página/12 que la propuesta de Lesniewier “no reflejó nada nuevo” y que fue esbozada en un ámbito académico, sin la intención de que causara molestias al ministro de Economía. “Lesniewier hizo la salvedad que podría flexibilizarse el corralito en caso de que se frenen los amparos”, añadieron en el BC, intentando bajarle los decibeles a la pelea.
La puja de Lavagna con el Central fue previa a la asunción de Pignanelli ya que dio inicio con Mario Blejer quien, precisamente, se alejó del cargo debilitado por los tironeos con el ministro. Durante toda la pelea, el ministro se mostró resistiendo cada ofensiva del BC: primero, oponiéndose a la aplicación de un Plan Bono compulsivo sobre los depósitos y despuésnegándose a la apertura del corralito, tal como también sugiere el FMI, lo que, en la óptica de Lavagna, podría desembocar en un golpe inflacionario. Quedó claro que esa primera pulseada la ganó Lavagna, que terminó aplicando un Plan Bonos optativo.