Felisa Miceli está indignada. Afirma que se encuentra inmersa en “una causa armada”, y responsabiliza al Grupo Greco –un conglomerado de empresas expropiado por la dictadura y que mantiene un litigio con el Estado por el cobro de una indemnización anunciada por el gobierno de Raúl Alfonsín– de haber operado para removerla de la cartera de Economía. Respecto del origen del dinero, explica que era un préstamo de su hermano José Rubén (y no de Horacio), a quien prefirió cubrir debido a su enfermedad. Cuando se le pregunta por el chofer y la custodia que seguía utilizando cuando ya no era funcionaria, se enoja del revuelo generado ya que, asegura, se trata de algo habitual en la gestión pública.

–¿Qué evaluación hace del procesamiento dictado por la Justicia?

–Es una causa armada, y me indigna cómo se tomó lo que está en el expediente para hacerme aparecer como culpable. ¿Cómo puede ser que se me procese por destrucción del acta, cuando justamente lo que me perjudica es que no esté? Además, me acusan de encubrimiento, y yo me pregunto encubrimiento de qué. Porque se supone que encubrí un delito que cometió alguien que podría ser del Banco Central o de la Caja de Crédito, pero eso no se está investigando. Lo que quiero decirle a la opinión pública es que siempre tomé a esto como algo de índole privada, que era un dinero que tenía pensado utilizar para comprar una casa donde mudarme, y que toda esta historia se montó para sacarme del ministerio por el caso Greco.

–¿Por qué acusa al grupo Greco de buscar sacarla del ministerio?

–Es que uno de los temas más resonantes que hubo durante mi gestión fue un pago de 600 millones de pesos a ese grupo, que nosotros paramos. Se trata de una deuda ilegítima del Estado que estaba dispuesto por la Justicia en un fallo de un juez en primera instancia, y que no fue apelado por funcionarios del Ministerio de Economía de Lavagna. Por eso iniciamos un sumario interno, despedimos a los abogados y al mismo tiempo presentamos una querella penal para que se investigue por qué fue que avanzaron en el pago. Ahí, evidentemente, había muchos intereses.

–En cuanto al origen del dinero encontrado en el baño, primero usted dijo que los 200.000 pesos eran de su hermano Horacio. Luego, que se trataba de José Rubén, sobre el que la magistrada también dictó falta de mérito. ¿De dónde venía efectivamente el dinero?

–Reiteradamente dije que el dinero me lo prestó mi hermano y una amiga. Pasa que José Rubén tenía que ser operado el 17 de julio porque está gravemente enfermo desde hace dos años y medio. Cuando tuve que citarlo, yo estaba sufriendo amenazas también contra mi familia y preferí nombrarlo a Horacio. Busqué proteger la individualidad de alguien enfermo que me había hecho un favor, y eso fue lo que comenté en el juzgado.

–Por estos días también se supo que usted mantenía la seguridad policial y un auto con chofer oficial...

–¿Cuántos ex ministros tienen seguridad? Muchos, y a mí me parece lógico, porque no podés de un día para el otro dejarlos desprotegidos. Estas son las cosas que a mí me indican que hay una campaña de desprestigio en mi contra: se trata de una cosa que es de absoluto uso y costumbre en la administración pública, pero en mi caso se convierte en un escándalo.

Entrevista: Diego González