ESPECIALES

JULIO MEINVIELLE

 Por Sylvia Saítta y Luis Alberto Romero

El presbítero Julio Meinvielle nació en 1905. Estudió en el Seminario de Villa Devoto y fue ordenado en 1930. Se doctoró en Filosofía y Teología y tuvo una intensa participación en los medios intelectuales católicos. Colaboró desde su inicio con la revista Criterio, fundó a principios de los ’30 la revista Crisol y participó activamente en los cursos de Cultura Católica, donde se convirtió en mentor de un grupo de católicos de orientación nacionalista. Colaboró con algunos de ellos –Marcelo Sánchez Sorondo, César Pico, Mario Amadeo– en la fundación de Sol y Luna en 1938, y posteriormente de Balcón, en 1946.

Meinvielle sostuvo las ideas del tomismo y abogó por la restauración de un orden teocrático universal. Combinó su perspectiva católica integrista con el nacionalismo y postuló la unidad entre la Nación, la Iglesia Católica y las Fuerzas Armadas, protagonistas de una cruzada contra las fuerzas del mal: el protestantismo, la masonería, el liberalismo y el socialismo. Fue además vehementemente antijudío. Esas ideas aparecen en su abundante producción periodística y en sus libros. Los más notables: Concepción católica de la política (1932), Concepción católica de la economía (1936), El judío (1936), Los tres pueblos bíblicos en la lucha por la dominación del mundo (1937). Entre 1936 y 1937 combatió vigorosamente a Jacques Maritain, considerado por entonces el filósofo católico más importante, quien en Buenos Aires se manifestó contrario al movimiento franquista y al fascismo en general.

Simultáneamente, Meinvielle se desempeñó desde 1933 como cura de la parroquia de Nuestra Señora de la Salud, en Versailles, un barrio nuevo del oeste de la ciudad. Allí el “padre Julio” dejó un recuerdo imborrable como excelente párroco, consagrado a atender todas las necesidades, espirituales y materiales, de su feligresía, como lo muestra esta entrevista, titulada “El club del cura” (no hemos podido averiguar en qué revista apareció), en la que el periodista se admira –sin ironía– de su “actitud liberal y democrática”. Meinvielle creó un sinfín de instituciones parroquiales, entre ellas el Ateneo Popular y una asociación de Scouts católicos, que luego fue adoptada y generalizada por el arzobispado. También se esforzó por transformar la modesta iglesia de chapa y madera en un edificio cabal. Cuando esto se concretó, en 1951, ya había dejado su puesto, pues sus manifestaciones públicas de disenso con el gobierno peronista llevaron a las autoridades eclesiásticas a alejarlo de su parroquia.

Meinvielle siguió desarrollando una intensa actividad intelectual, escribió nuevos libros, y fue el mentor de sucesivas camadas de católicos nacionalistas. A fines de los ‘50 fue asesor espiritual de la Asociación Nacionalista “Tacuara” a la que transmitió su virulento antisemitismo y luego de la Guardia Restauradora Nacionalista, escindida de aquélla. Murió en un accidente automovilístico en 1973.

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