Argentina y Uruguay tuvieron ayer un nuevo cruce diplomático por las plantas de celulosa, esta vez ante la OEA. En una audiencia en Washington, la vicecanciller oriental, Belela Herrera, le entregó al secretario general, José Miguel Insulza, una carta del presidente Tabaré Vázquez para que intervenga por los cortes que los vecinos de Gualeguaychú y Colón mantienen sobre los puentes internacionales. Al término de la reunión, la funcionaria aseguró que Insulza le había prometido mediar: “Dijo que iba a interponer sus buenos oficios para que esta situación tan impensable entre dos países hermanos pueda terminar lo antes posible”. Sin embargo, el secretario salió a bajarle el tono al encuentro y aclaró que la OEA no intervendrá, “a menos que sea solicitado por los dos Estados”. Así, colocó la reunión en un plano informativo.

En la Cancillería argentina la ofensiva diplomática de Montevideo, que pone el eje del conflicto por las plantas de celulosa en las protestas que ha generado su instalación, generó un fuerte malestar. Especialmente por las declaraciones de la vicecanciller Herrera, quien se quejó de que el gobierno de Kirchner “no haya tomado ninguna medida” contra el bloqueo de los puentes. El cruce de Gualeguaychú-Fray Bentos cumple hoy 23 días ininterrumpidos de cierre, mientras que el de Colón-Paysandú lleva once. La administración de Tabaré Vázquez argumenta que esto viola los tratados internacionales que garantizan la libre circulación de bienes y personas.

Herrera se refirió al impacto económico de estas medidas, que han impedido, dijo, la llegada de entre 60.000 y 70.000 turistas argentinos a las playas uruguayas. También ratificó que, pese a las protestas de los ambientalistas, Uruguay “va a seguir adelante con la construcción de las plantas” como “país independiente”.

La visita de Herrera a Estados Unidos es parte de la avanzada del gobierno de Tabaré en el frente internacional para sumar respaldos que legitimen la instalación de las plantas. Días atrás, Montevideo confirmó que llevará la queja por los cortes también al Mercosur.

En ese contexto, las declaraciones de la vicecanciller provocaron en Buenos Aires un nivel de fastidio que obligó a que la OEA resolviera difundir, por la tarde, una aclaración sobre su postura.

En un comunicado de prensa, Insulza señaló que “ningún organismo o autoridad de la OEA interviene en asuntos de carácter bilateral, a menos que ello le sea solicitado por ambos Estados miembro” y aseguró que esa solicitud “no ha sido formulada”, ya que tanto Uruguay como Argentina “sólo han informado” acerca de su diferendo. Finalmente, Insulza recordó su disposición a “realizar cualquier gestión que puede acercar posiciones”.

La otra novedad del día fue el anuncio del Banco Mundial de una postergación en el informe de impacto ambiental que se iba a conocer ayer. El análisis está siendo elaborado por la Corporación Financiera Internacional, una consultora contratada por el banco. De su resultado depende el financiamiento parcial de la construcción de las dos papeleras que se levantan en Fray Bentos.

La CFI informó que la demora se debe a que el experto canadiense Wayne Dwernychuk, especialista en medio ambiente, pidió “más tiempo” para evaluar el material y elaborar una opinión que integrará el informe. La Corporación presentó, en diciembre, un borrador del estudio en el que avaló a las papeleras. El gobierno argentino, sin embargo, hizo una queja formal por considerarlo “parcial e incompleto”. La CFI reconoció como válidas algunas de estas críticas. Ahora se espera que dé a conocer sus conclusiones definitivas. El reclamo de fondo, de todas maneras, va más allá y consiste en que ambos países hagan un estudio independiente sobre los riesgos ecológicos.