ESPECIALES › ¿POR QUé MARIA FUX?
El escenario de la vida
Por Luis Bruschtein
El miércoles 5 de junio, a las 19.30, en el Salón Dorado de la Legislatura, María Fux será designada ciudadana ilustre. Más de 60 años atrás, María era una jovencita que trataba de convencer al director del Teatro del Pueblo, Leónidas Barletta, de que se podía montar un espectáculo de danza sin música y sin tutú, que se podían bailar las poesías y que tampoco necesitaba las zapatillas de punta y, sobre todo, que la danza tenía que expresar la vida, las vivencias de la gente común, de un trabajador o de una pareja de enamorados.
Desde aquel momento hasta ahora recorrió cientos de escenarios en todo el mundo, varias generaciones de niños y jóvenes pasaron por su estudio y algunos bailarines famosos como Jorge Donn fueron sus discípulos. En ese ajetreo descubrió también que de la misma forma en que la danza le había dado sentido a su vida podía abrirles caminos inusitados a las personas en general y en especial a chicos discapacitados. Así desarrolló una técnica de danzaterapia que ya tiene más de 45 años de aplicación.
“No me pongo frente a las personas para enseñar –explica–, trato de que mi cuerpo se transforme en una especie de puente que transmita y que reciba, en una práctica donde también aprendo.” De alguna manera, María Fux dice que una forma de no envejecer es no terminar nunca de aprender. “A veces me preguntan cómo hago para tener así la piel –relata– y yo respondo: tengo pensamientos, esperanza y humor.”