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James Coburn, el último de los duros de Hollywood

El actor de dos films esenciales de Sam Peckinpah, “Pat Garrett y Billy the Kid” y “La cruz de hierro”, falleció el lunes a los 74 años. En 1999, se consagró como el padre terrible de “Días de furia”, que le valió el Oscar.

Por Rocío Ayuso
Desde Los Angeles

La muerte de James Coburn dejó a Hollywood sin uno de los mejores “tipos duros” de la pantalla, un gigante en el cine, pero víctima de una terrible artritis en la vida real. La industria del cine le ofreció muchas formas de morir, en su mayoría violentas, a lo largo de una carrera de más de 80 películas, pero su última hora le llegó el pasado lunes en los brazos de su esposa, Hillard Elkins, víctima de un ataque al corazón mientras escuchaba música en su casa de Beverly Hills. Aparentemente, Coburn de repente se desplomó y en el Hospital Cedars Sinai, de Los Angeles, no pudieron hacer nada por él y sólo constataron su muerte.
Como recordó Elkins a la prensa, llevada por la emoción ante la pérdida de su marido a los 74 años, “es una muerte demasiado temprana”. “Se trata de alguien generoso y admirado como persona y actor. Alguien que personifica todo aquello en lo que te gustaría convertirte”, declaró a su vez Andy García. El intérprete hispano tuvo la oportunidad de trabajar con Coburn, uno de sus ídolos de infancia, en The Man From Elyssian Fields, el último estreno del fallecido actor. En ella, irónicamente, Coburn interpreta a un premio Pulitzer que se está muriendo de una enfermedad incurable, pero es capaz de escribir un último libro gracias a la ayuda de un autor novel, papel encarnado por García. “El era el tipo, el mejor, mi héroe, en especial desde Los siete magníficos, donde tiene una de las mejores escenas de arranque de la historia del cine”, recordó García al presentar este estreno a la prensa.
Fue un estreno que ya recordó la fragilidad de la salud de Coburn, dada su ausencia de todos los actos públicos al tener que someterse a “terapia en San Francisco”. Se trata de una fragilidad que lo abatió durante 15 años entre la década de los 80 y parte de los 90, víctima de la artritis que lo hizo desaparecer casi por completo de las pantallas a las que había dedicado toda su vida. Esta dolencia casi lo convirtió en un minusválido, le agarrotó sus nudillos y le dificultó el movimiento de sus manos. Sin embargo, el intérprete de dos films-clave de Sam Peckinpah, Pat Garrett y Billy the Kid (1973), donde junto a Kris Kristofferson y Bob Dylan dio uno de sus mejores trabajos, y La cruz de hierro (1977), donde compuso a un aguerrido militar alemán, pudo agarrar con pasión el único Oscar de su carrera, conseguido por su única candidatura gracias a la película Días de furia (Affliction, 1999), en la que compuso magistralmente al padre alcohólico y abusivo de un policía interpretado por Nick Nolte, bajo la dirección de Paul Schrader.
“Llevo haciendo este trabajo media vida y parece que al final hice algo que valió la pena”, bromeó desde el escenario durante la entrega del premio en la 71 edición de los Oscar. Nacido en 1928 en Laurel (Nebraska), Coburn se dedicó a la interpretación desde sus primeros estudios en la Universidad de Los Angeles y tuvo su debut junto a Vincent Price en la versión teatral de Billy Budd, sobre el clásico de Herman Melville. Durante sus más de 40 años de trayectoria artística, era un actor solicitado especialmente para interpretar a tipos malvados en westerns y películas policiales. Tras estudiar en la legendaria escuela de Stella Adler en Nueva York, trabajó en el teatro en Broadway y en varias series de televisión de la década de los años 50, como “Studio One” y “General Electric Theatre”. Poco después se trasladó a Hollywood, donde debutó en el western Ride Lonesome (1959), de Budd Boetticher, y tuvo su gran oportunidad en Los siete magníficos (1960), como el lanzador de cuchillos, y en La gran evasión (1963), ambas de John Sturges. En Charada (1963), de Stanley Donen, Coburn encarnó a un temible gangster y en ¡Agáchate, maldito! (Giu la testa, 1971), de Sergio Leone, a un revolucionario irlandés. El actor mostró su veta cómica, entre otras, en la popular parodia de las películas de James Bond Flint, peligro supremo (1966) y recientemente en la comedia familiar Snowdogs (2002).
Incluso cuando se vio apartado de la pantalla por culpa de la artritis, dolencia que aseguraba haber superado gracias a un tratamiento de sulfuro, el interés de Coburn en el cine seguía presente gracias a su voz, que dio vida a numerosos anuncios y personajes de animación como en Monster’s Inc. Como indicó en una ocasión, “interpretar es lo único que un actor sabe hacer”. Por eso su agenda estaba cargada de futuros proyectos como el rodaje que acababa de concluir titulado American Gun, centrado en un padre que busca al asesino de su hija, o el cortometraje Yellow Bird, su último trabajo dirigido por Faye Dunaway y basado en una obra de Tennessee Williams.

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Durante sus 40 años de
trayectoria fue convocado especialmente para westerns
y films policiales.
 
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