ESPECTáCULOS
Para la iglesia de Rusia, Harry Potter es peor que el capitalismo
La denuncia de un particular desató una curiosa trama judicial, que derivó en que la fiscalía rusa investigue al célebre personaje y su editorial, bajo la acusación de “propagar el ocultismo y la magia”.
La Fiscalía de Moscú admitió ayer que investiga los libros sobre el niño mago Harry Potter por “propaganda de ocultismo y magia”, hecho que la editora rusa de la serie calificó de “peligroso precedente” de censura. El servicio de prensa de la Fiscalía de Moscú confirmó así las filtraciones en la prensa desde que admitió una denuncia de una lectora de la aldea de Tarusa (cien kilómetros al sur de Moscú) contra los libros del héroe juvenil que entusiasman a millones de personas en todo el mundo. Los fiscales moscovitas estudian la posibilidad de “procesar” a Harry Potter según el artículo 282 del Código Penal, que castiga la “instigación de la enemistad étnica, racial o religiosa” con hasta cinco años de prisión, por tratarse de un delito cometido por “un grupo organizado de personas”. Incapaces de medirse con la autora del libro, la escritora británica J.K. Rowling, los fiscales arremetieron contra la casa editora Rosman, que tradujo al ruso y publicó los cuatro libros que integran por ahora la popular serie.
La denunciante que motivó la investigación acusó a los “maliciosos” libros sobre Harry Potter de “predicar la brujería” y “atacar la moral ortodoxa”, en alusión a la Iglesia Ortodoxa rusa. El fiscal encargado del caso, Andréi Alexandrov, reclamó a la Cámara de Libros (entidad estatal) “toda la información disponible sobre los libros titulados Harry Potter y ejemplares de los mismos, así como la lista de todos los libros editados por la casa Rosman”. El portavoz declaró que “tenemos obligación de investigar este tipo de quejas, y ya hemos empezado la investigación”. Rustam Aiguistov, de la Cámara del Libro, dijo que ya había cursado la información solicitada.
Un vocero de la casa editora, en tanto, señaló que “en muchos países hubo acusaciones contra los libros sobre Harry Potter de hacer propaganda del ocultismo, pero hasta ahora ningún Estado había tomado cartas en el asunto mediante sus instancias judiciales”. Según Tatiana Uspénskaya, directora de marketing de la editorial, “este tipo de atención del Estado supone un peligroso precedente de censura, y Harry Potter corre el riesgo de ser el primero en un nuevo proceso de ‘limpieza’ de la literatura en Rusia. Harry Potter impacta con fuerza en el mundo espiritual de los niños, sencillamente porque es un libro muy bueno”. Uspénskaya agregó que el anuncio de la investigación “dejó perplejos” a los directivos de la editorial, que pidieron aclaraciones a la Fiscalía de Moscú, aunque todavía no recurrieron a los abogados. “Las acusaciones de satanismo son totalmente absurdas, igual que otras en el sentido de que Harry Potter promueve la brujería y desacredita la fe ortodoxa”, agregó Natalia Dolgova, jefa de prensa de Rosman.
La Fiscalía decidió crear una comisión especial integrada por conocidos intelectuales –“escritores, maestros de escuela y representantes del clero ortodoxo”– para un minucioso peritaje de la serie sobre el niño mago. El eventual proceso “Moscú contra Harry Potter”, aunque enmarcado en un creciente ambiente de crispación nacionalista y, según la prensa, manipulación oficial y censura, ya suscitó duras críticas. “A la Fiscalía llegan cada día torrentes de quejas y demandas, que terminan cajoneadas durante meses, pero es la literatura la que más preocupa a los fiscales”, señaló el diario Moskovski Komsonmolets. El rotativo se preguntó si Harry Potter llegará a ser “corregido” en Rusia o acabará siendo “editado clandestinamente y divulgado en copias piratas, como la literatura disidente en los no tan lejanos tiempos del totalitarismo comunista”.
Mientras tanto, el estreno de Harry Potter y la cámara secreta en Rusia demostró que los chicos están más allá de toda polémica: el film se proyecta en 36 cines de Moscú en sesiones continuadas desde las 11 de la mañana, a sala invariablemente llena. “Tenemos agotadas las localidades para casi todo el día, y sólo quedan algunos asientos para la noche”, dijo una portavoz de la sala Rolan, en pleno centro. La masiva afluencia de niños y mayores se vio beneficiada por la atención que prestó la prensa al insólito caso de la investigación criminal. En ese sentido, el periódicode Internet Utro.ru no dudó en titular con la frase “Harry Potter, más peligroso que Bin Laden”, mientras que la agencia RBC sostuvo en un editorial que el caso no es más que “una nueva cruzada de la Iglesia Ortodoxa”, El diario Gazeta denunció que “todo esto huele a censura, y recuerda los años ‘30”. La Iglesia Ortodoxa rusa no se pronunció oficialmente, pero Mijail Dudkó, portavoz del Patriarcado, sentó su posición al acusar a los libros de Potter de “presentar como buenos elementos que en la tradición cristiana se consideran, sin duda, fuerzas del mal”. Y todo por un mago de papel y celuloide.