ESPECTáCULOS
“No queremos ser las divisiones inferiores de las multinacionales”
Para negociar con imprentas, fábricas de CD y organismos oficiales, un grupo de artistas creó la Unión de Músicos Independientes, bajo la certeza de que juntos podrán más que separados. El nombre parece remitir a MIA, de los ‘70.
Por Javier Aguirre
En buena medida es consecuencia de la reducción al mínimo exponente –o a la nulidad– al que las compañías discográficas multinacionales llevaron la práctica de reclutamiento de artistas jóvenes o independientes. Pero también es un paso lógico inherente al trabajo en equipo que implica la producción independiente. Se trata de la fundación de la Unión de Músicos Independientes (UMI), una entidad que nuclea a diversos músicos y bandas, de todos los géneros, con el objeto de alentar y mejorar las condiciones de la producción de música independiente. Que, por otra parte, es el status que atañe en la actualidad a la inmensa mayoría de las producciones musicales que se hacen en la Argentina, ya que hoy sólo el exclusivísimo plantel de artistas consagrados o hiperpromocionados editan discos a través de las achicadas, y aterrorizadas, filiales locales de las multinacionales.
La UMI, integrada por una larga serie de artistas under y no tan under entre los que se destacan Cristian Aldana (de El Otro Yo), Carlos Alonso, Ulises Butrón, Diego Boris, Culebrón Timbal, La Favorita, Tren Loco, De Romanticistas Shaolins, Totuss Toss, Cuentos Borgeanos, Martina Vior, Iwana Masaki, El Huésped y Richter, entre muchos otros, tiene como antecedentes más resonantes a la lejana y seminal MIA (Músicos Independientes Asociados), que en 1975 se edificara en el seno de la familia de Lito Vitale y al exitoso recorrido trazado por Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, que desde la independencia se convirtieron en la banda de rock más popular de la Argentina, llegando a tocar en doble función en el estadio de River Plate.
Diego Boris, integrante de la comisión directiva de la UMI, cuenta a Página/12: “En los ‘90 se impuso la perversa idea de que la resistencia era, simplemente, perder lo menos posible. Ahora es el momento de construir. No queremos ser las divisiones inferiores de las multinacionales, sino lograr una construcción diferente”. Los primeros dados por la UMI, luego de su reciente obtención de personería jurídica, fueron la edición de un compilado de catorce artistas de rock, música experimental y folklore, y la firma de convenios con imprentas y fábricas de CD para la obtención de mejores precios para la producción independiente. Los próximos planes incluyen generar una red alternativa de distribución, construir un archivo-disquería de artistas independientes, negociar con Sadaic, Capif y Aadi para lograr el reconocimiento de la figura de músico autogestionado y modificar los mecanismos de cobro de derechos de autor. Además, firmar nuevos convenios, con estudios de grabación y diseñadores gráficos.
El fin de la convertibilidad y la suba del dólar complicó aún más la producción independiente, según explica Boris. “El CD virgen se convirtió en la única alternativa cuando se dispararon los precios, pero dista mucho de ser un material profesional. Eso no sólo acarrea inconvenientes técnicos, sino que también genera en los músicos una especie de complejo de inferioridad: el que edita su música en CD virgen muchas veces no termina de creer del todo que hizo un disco. Por eso apuntamos a facilitar la producción con calidad profesional. Además, tradicionalmente, tanto para la resolución gráfica o de packaging de un disco, como para desarrollar caminos propios, las producciones independientes se caracterizaron por su mayor creatividad y originalidad. Es el momento de aprovechar esa virtud y acentuarla.”