ESPECTáCULOS › JOHN MALKOVICH, EN UNA ENTREVISTA DE FILM&ARTS

“Extraños son los demás”

El actor, que suele encarnar una variada gama de perversos, se define en el especial “Perfiles” como alguien “sumamente normal”.

 Por Emanuel Respighi

John Malkovich es, sin duda, uno de los actores más extraños de Hollywood. No sólo porque suele interpretar a personajes aterradores y de una enorme carga violenta, sino además porque fuera de la pantalla cultiva un perfil bajo y misterioso, algo inhabitual entre las figuras del star system. A tal punto es un caso raro, que posee el privilegio de ser uno de los pocos actores que en la historia del cine mundial tuvo que interpretarse a sí mismo, cuando el director Spike Jonze lo convocó para filmar la comedia ¿Quieres ser John Malkovich?. Pero el actor, que vive oculto en una casa anónima en la ciudad de Avignon, Francia, se define como una persona común. “No soy extraño. Soy una de las personas más normales que conozco, si no la más normal. El problema es que los demás son muy extraños”, subraya en la entrevista que Film&Arts emite hoy, a las 21. El programa, que forma parte del ciclo Perfiles, acompaña al actor durante la filmación de La sombra del vampiro (2000), en la que Malkovich interpretó al cineasta alemán Friedrich Murnau.
El aura de misterio que encierra la personalidad de Malkovich es ampliamente amparada por el tipo de personajes que caracterizó a lo largo de su carrera. De hecho, su filmografía está integrada por una vasta lista de personajes en los que el factor psicológico no juega un papel menor. Son recordadas sus interpretaciones como el Vizconde de Valmont en Relaciones peligrosas y del psicótico Mitch Leary en En la línea del fuego, que le valió una nominación al Oscar. “No sé si interpreto a personajes extraños”, aclara el actor. “Todas las personas que los ven piensan que son raros, pero en realidad son un reflejo de ellos mismos. Mis personajes son más una expresión de la gente que mía”, sentencia.
Los personajes obsesivos, perversos y malvados son su especialidad. Por medio de esas caracterizaciones fue que Malkovich logró tener un lugar de honor en la industria audiovisual. Pero él cree que más allá de sus caracterizaciones, la atracción de ese tipo de personajes es producto de la globalización cultural. “Las películas –dice Malkovich– sólo se hacen para obtener dinero. A través de la historia de nuestra cultura siempre hubo historias de terror, malvados y villanos. La diferencia es que ahora la cultura es masiva, permitiendo que las historias de villanos se desarrollen y se extiendan por todo el planeta.”
Debido a la densidad dramática que tienen los personajes que acostumbra interpretar, el actor cuenta que debe mantener una “necesaria” distancia con ellos para poder vivir feliz. “Los personajes no influyen en mi personalidad. Si tengo que hacer una escena de un film en la que debo llorar por la muerte de mi hijo, soy capaz de hacerla durante todo el día y aun así no estaría pensando más que en la remodelación que debo hacer en el baño de mi casa o en un texto que me gustaría mostrarle a algún guionista. Esa es mi forma para vivir en paz”, afirma.
Aunque se autodenomina un “desinteresado” de la política, Malkovich se da tiempo en el documental para sentar su descarnada posición sobre el fascismo. Un tema que, por otra parte, abordó en el cine en la película El ogro, dirigida por Volker Schlondorff. “Todos podemos ser fascistas. Si el horror del fascismo sucede todo el tiempo en todo el mundo. Tal vez a una escala menor, pero sucede en Bosnia-Herzegovina, Ruanda, Camboya y muchos otros lugares. Pasa en muchos países. Creo que el ser humano llegó al límite de lo que se puede hacer para asustar y controlar a la gente. Por eso es que en la actualidad del cine y la televisión, que alguien le dispare a otro o explote una bomba y mate a cientos de personas ya no tiene ningún sentido, porque no causa impacto alguno”, remarca. “Un elevado porcentaje de los papeles que hago los realizo porque me interesan. O al menos porque no me molesta hacerlo ni los hago por el dinero que voy a recibir a cambio. A esta altura, el dinero no me interesa. En un 90 por ciento hago lo que quiero y me pone contento, ya que sé que lamentablemente una persona normal sólo hace el 2 por ciento de lo que desea”, confiesa Malkovich, sin pelos en la lengua.

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Malkovich en “Relaciones peligrosas”, de Stephen Frears.
 
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