ECONOMíA › EL PRESIDENTE DEL BCRA
CONTENTO CON LA INFLACION, EL DOLAR Y LAS TASAS
Prat Gay se siente más papista que el Papa
En “una jornada de trabajo”, como gusta definir las conferencia de prensa, Alfonso Prat Gay se mostró satisfecho con el resultado de la política monetaria. Está obsesionado por tener éxito con “el ancla monetaria” para controlar la inflación, que la proyecta en un 7 por ciento anual, según el comportamiento de precios de los últimos tres meses.
Por David Cufré
El principal interés del Banco Central no es el tipo de cambio sino la inflación. Las subas y bajas del dólar importan poco si se cumplen los objetivos de política monetaria, porque ello se refleja en la inflación. Así lo indica el manual que Alfonso Prat Gay está dispuesto a seguir con devoción religiosa. Incluso ayer, en una conferencia de prensa, confesó que pretende ser “más papista que el Papa” en el cumplimiento de las metas monetarias acordadas con el FMI, y que está seguro que al final del camino esa rigurosidad lo hará desembocar en una “flotación limpia”, sin ninguna intervención del Banco Central en el mercado cambiario. A modo de comprobación de que las cosas van bien, Prat Gay mostró un ejercicio de simulación realizado en el Central. Allí se revela que si se anualizara la inflación de los últimos tres meses, el Indice de Precios al Consumidor de 2003 registraría un alza de apenas el 7 por ciento.
El Gobierno espera con ese dato a una nueva misión del FMI, que llegará la próxima semana a revisar las metas del convenio recién firmado. Se suponía que la primera auditoría sería a mediados de marzo, pero el organismo adelantó el viaje. La explicación oficial es que eso es posible gracias a que Economía logró acelerar los tiempos de recolección de datos para mostrar al Fondo.
La inflación para el año calculada por el FMI es del 35 por ciento. El Gobierno armó el Presupuesto con una estimación todavía menor, del 22 por ciento. Y según una encuesta que circula por estos días con la opinión de consultores locales y de bancos de inversión internacionales, el consenso es que el IPC de 2003 dará una suba del 30 por ciento. Frente a esos pronósticos, el Central está verificando que la situación actual supera por mucho las visiones más optimistas.
Pedro Lacoste, vicepresidente de la entidad, recordó que “en enero tuvimos todos los impactos posibles: la suba estacional de precios del turismo, el aumento de los combustibles y el ajuste de las tarifas de electricidad y gas”. Y aun así, sostuvo, la anualización de los últimos tres meses arroja una suba de la inflación del 7 por ciento. En ese punto, Prat Gay sintió la necesidad de aclarar que ese es el nivel de precios a este momento, y que de ninguna manera se trata de una proyección. Simplemente, el punto es que “la inflación hoy está a un tercio de lo que se propuso el Gobierno en el Presupuesto”.
Para el titular del Central, la explicación del buen comportamiento de los precios debe buscarse antes que nada en la evolución de factores monetarios. Tanto en enero como en lo que va de febrero se sobrecumplieron las exigencias del FMI. La base monetaria se ubica en 1272 millones de pesos por debajo de lo comprometido, en 36.578 millones. Y las reservas internacionales netas superan en 1166 millones de dólares el piso permitido.
Esos logros se dieron en simultáneo con una flexibilización de los controles cambiarios. Prat Gay se manifestó satisfecho con que las compras de dólares del Central se hayan reducido de un promedio de 60 millones diarios a principios de enero, a 15 millones en la actualidad. Y también con que las operaciones entre privados hayan crecido de 2 a 50 millones por días, en los mismos lapsos. Mientras más grande sea el mercado privado y más se corra la autoridad monetaria de las operaciones cambiarias, más cerca de la normalidad estará la economía. Así lo piensan las autoridades del Central. Prat Gay insistió en que no importan los movimientos del dólar, sino que la clave es controlar la inflación. “Pasamos de un ancla cambiaria a un ancla monetaria”, definió, y dijo que su norte es la “flotación limpia”. Pero advirtió que esa meta es difícil de alcanzar mientras el país y las empresas se mantengan en default.
Otro tema en el que hizo hincapié el funcionario es que la necesidad de colocación de Lebac para esterilizar pesos es muy inferior a lo que cree el mercado. “Está instalada la idea de que necesitamos emitir letras por 4000 millones de pesos y que a partir de marzo vamos a estar desesperados, por lo que vamos a convalidar cualquier tasa. No es así”, aseguró.
Para demostrarlo, exhibió distintos datos. Por ejemplo, que el Estado está requiriendo menos pesos de los previstos. Desde principios de año hasta mediados de febrero, la necesidad del Tesoro de asistencia del Central fue de 830 millones de pesos inferior a la estimada. Por otra parte, el Central está recogiendo pesos gracias al cobro de redescuentos, por unos 100 millones de pesos, más otros 120 millones que cancelaron los bancos que pretenden devolver Cedros. Finalmente, Prat Gay mencionó que la disponibilidad de dólares para vender por el sobrecumplimiento de la meta de reservas equivale a 3700 millones de pesos. En conclusión, sostuvo que en el semestre la emisión de Lebac debería ser de unos 2200 millones de pesos, en lugar de 4000 millones. La importancia de ese dato es que el Central no pagará tasas de interés tan altas como la que esperan los inversores, y eso se traslada al resto de la economía.
El último tema sobre el que informó Prat Gay es la salida de depósitos de los bancos por la apertura del corralón. De los 4800 millones de pesos que se pusieron en disponibilidad, los ahorristas extrajeron sólo 700 millones, contra 1600 millones que suponían los banqueros. Todavía quedan dentro del corralón 13.900 millones.