ESPECTáCULOS › “UN LEON BAJO EL AGUA”, DE ALICIA MUÑOZ
Historias del arroyo
La pieza teatral dirigida por Román Caracciolo gira alrededor del entubamiento del famoso Maldonado. Situada en los años ‘30, la obra permite ensayar paralelismos con los tiempos actuales.
Por Cecilia Hopkins
Hasta la década del 30, el arroyo Maldonado corría a cielo abierto. Varios kilómetros después de su nacimiento se internaba serpenteando en la ciudad, desde Liniers, para llevar sus aguas al Río de la Plata, luego de atravesar los barrios de Villa Crespo y Palermo. Fue por esa época que se decidió su entubamiento, construyendo una galería subterránea de más de 14 kilómetros, con el objeto de terminar con las inundaciones que su desmadre provocaba cada vez que sucedía un temporal de proporciones. Según cuentan, después de cada tormenta –al parecer, las que causaron mayores desastres fueron las ocurridas en 1887, 1912 y 1914– los vecinos eran rescatados por boteros, cuando no optaban por subirse a los techos de sus casas hasta que las aguas volvieran a su cauce. Finalmente, las obras hidráulicas tantas veces reclamadas se realizaron pero, por un error de diseño, aun entubado, las lluvias siguieron desbordando el arroyo, seccionando en dos a la ciudad. La dramaturga Alicia Muñoz (autora de Ciudad en fuga, de 1979, y La coronela, de 1985) tomó para su obra Un león bajo el agua el asunto del entubamiento del Maldonado con la intención de realizar un fresco de época capaz de suscitar varios paralelismos con el momento actual.
Dirigido por Román Caracciolo, el espectáculo se inicia en el patio de la Manzana de las Luces, con la asamblea vecinal que un grupo de 10 actores anima en torno al público presente. Moderada por un político de comité barrial, la reunión resume las opiniones a favor y en contra del entubamiento de un curso de agua que tuvo el efecto de discriminar a los orilleros del resto de Buenos Aires. El color de época –la acción transcurre en los años ‘30– lo aportan personajes que recuerdan anécdotas de guapos y entreveros, de excursionistas juveniles evadidos de las aulas, de boteros sorprendidos por los objetos que hallaban entre las aguas oscuras. El peligro sanitario que representaba por entonces el arroyo, con su pestilente carga de desechos fabriles, figura entre las principales razones que exponen los vecinos para defender su encauzamiento subterráneo. Refractaria al cambio, la madama del cabaret revela las historias secretas de una zona agreste y apartada, ideal para disimular las visitas nocturnas a su establecimiento de políticos y hombres del gobierno.
El contraste de opiniones crece en gracia y ritmo y también alcanza algunos instantes de dramatismo. Interesado en sacar rédito de la situación, el agente de bienes raíces extranjero realiza un discurso que vuelve a enfrentar a los vecinos. Luego de un recorrido por el lugar, la segunda sección del espectáculo se desarrolla en la Sala de Representantes de la histórica Manzana, cuando los actores reaparecen encarnando a otros personajes que, vestidos según épocas diversas (con la idea de expresar que el tiempo transcurre y los cambios no se producen), asisten diseminados entre el público a la disertación del ingeniero que intenta frenar las obras exponiendo los defectos del proyecto. Sumamente parejo en convicción y energía, el elenco impone un ritmo que acrecienta el atractivo de la propuesta. A pesar de la homogeneidad del trabajo grupal,se destacan las actuaciones de Alejandro Lodi, Osmar Núñez y María Barrena.