ESPECTáCULOS › PRECISIONES SOBRE EL RECORTE POLITICO
Maneras de ahorrar
Duhalde llamó a su reforma política “histórica” y recibió buenos deseos del canciller español. El secretario de la Presidencia explicó por dónde van a empezar con la tijera.
“Solamente en el Poder Ejecutivo, al tercer día de asumir, vimos que podíamos ahorrar dos millones cuatrocientos mil pesos entre contratos que se caían y otros que cambiamos de categoría.” La frase fue dicha a Página/12 por un funcionario entusiasmado con la reforma política que anunció esta semana Eduardo Duhalde, quien definió su proyecto como “un paso histórico” y explicó que habrá medidas inmediatas y otras que requieren de la modificación de la Constitución nacional. Entre las de corto plazo, el secretario general de la Presidencia Aníbal Fernández hizo hincapié en “la reducción de gastos que se aplicará en distintos esquemas del propio Poder Ejecutivo, que va seleccionando a cuentagotas determinados espacios del propio poder, sin hacer designaciones. En la próxima elección, ya podríamos elegir 64 diputados menos”.
En su ya habitual programa de Radio Nacional, Duhalde calificó ayer su proyecto como “un paso histórico”. Y advirtió a los partidos políticos que “si son capaces de impulsar la renovación seguramente sobrevivirán a esta nueva etapa”, pero si no lo hacen “les va a ser mucho más difícil” sostenerse. Consultado sobre por dónde comenzará a implementarse la reforma, Fernández señaló que el recorte se hará en diferentes áreas del ejecutivo, donde no hace falta modificar la Constitución para bajar el gasto. Tampoco hará falta modificar la Carta Magna para reducir un 25 por ciento el número de diputados, como plantea Duhalde, pero para eso habrá que aguardar a la próxima elección legislativa, que será en setiembre del 2003. En esa fecha, terminará su mandato la mitad de los integrantes de la Cámara baja y en vez de volver a elegir 128 nuevos miembros, la gente podría votar el número de bancas necesario para completar el cuerpo en su nueva integración.
Otra de las normas que no requieren la modificación de la Constitución es la reforma del sistema electoral para reemplazar la lista sábana –o sistema de representación proporcional– por un sistema de tachas o de preferencias o de tachas y preferencias. También piensan “abrir” las listas de los partidos políticos para que se postulen más ciudadanos independientes.
Entre las normas pensadas para luego de una eventual reforma constitucional, Duhalde pretende acortar el mandato de los diputados y los senadores y, si es posible, eliminar la figura del tercer senador. Actualmente se eligen tres senadores por provincia y tres por la Capital Federal. Entran a la cámara dos legisladores por el partido que saca más votos y uno por la primera minoría. La idea de Duhalde sería eliminar el tercer senador, pero para eso tendrá que negociar con el radicalismo, que quien sabe por cuánto tiempo no volvería a tener representantes en la cámara Alta.
El canciller español, Josep Piqué, también habló ayer sobre la reforma política. Piqué expresó su deseo de que ésta “sirva para fortalecer las instituciones del país y consolidar su democracia” al término de una reunión informal de cancilleres de la Unión Europea (UE) que se realizó en Cáceres, al oeste de España. Señaló además que “las transformaciones políticas que pueda haber en la Argentina no nos corresponde a nosotros valorarlas”. El ministro de Justicia, Jorge Vanossi, habló ayer del tema e insistió con la necesidad de “abrir el debate para una reforma constitucional” que tienda a mejorar “la calidad de vida institucional y cultural” de la sociedad.
En el Gobierno manejan encuestas de opinión respecto del proyecto de reforma política. La mayoría de los consultados se manifestó de acuerdo con el proyecto, aunque muchos señalaron que la modificación debería ser aún más profunda. En cambio, consultados por este diario, los sociólogos Juan Carlos Portantiero y Horacio González y el politólogo Franco Castiglioni se mostraron disconformes con el proyecto del gobierno. Señalaron que la movida apunta a conformar a la gente haciendo eje en el gasto y no en la calidad de la política. “Se puede tener una política muy barata y pésima”, opinó Portantiero.