ESPECTáCULOS
El área de Cultura, por el momento continúa en manos de Educación
El designado ministro de Educación, Daniel Filmus, cree que Cultura debería tener un ministerio propio, en un futuro próximo.
El presidente electo Néstor Kirchner debería definir este fin de semana, si le queda tiempo, el status institucional que tendrá durante su gestión el área de Cultura, además del nombre del funcionario que ejercerá la conducción. Hasta ayer, la secretaría parecía destinada a pasar al ámbito del nuevo Ministerio de Educación y Cultura, a cargo de Daniel Filmus, pese a la oposición de diversos sectores. Haciéndose cargo de esta situación, Kirchner pidió estudiar los pros y los contras de quitarle a Cultura el rango de autonomía que ostenta actualmente. Fuentes confiables aseguraron ayer a Página/12 que el candidato con mayores chances de quedarse con el cargo sigue siendo el sociólogo Torcuato Di Tella, que declinó un primer ofrecimiento. Las mismas fuentes dan cuenta de otras designaciones probables en el ámbito de la comunicación: a José Albistur, responsable de Nueva Dirección en la Cultura, le habrían ofrecido la Secretaría de Medios, mientras que Julio Bárbaro (que fue secretario de Cultura en los primeros años del menemismo) iría al Comfer.
El designado ministro de Educación, Filmus, consideró ayer que el área de Cultura debería adquirir rango ministerial. “Junto a la educación son los únicos dos mecanismos de recuperación de los valores nacionales”, dijo. Más allá de las designaciones, los que se van, los que se quedan y los que llegarían están preocupados por el destino del área cultural dentro del ámbito de un ministerio compartido con Educación, que ven como un retroceso. No dejan de subrayar que Filmus es un hombre del ámbito educativo y que, en la opción ejecutiva, lo cultural quedaría relegado a un segundo plano. Filmus recordó que “en el diseño original de la nueva estructura de los ministerios, Cultura está dentro del Ministerio de Educación” y negó que pueda ser, a su cargo, un área subalterna. “Tendremos prioridad para que el área ocupe un lugar central con mayor capacidad de demandas y mejorar el presupuesto”, puntualizó.
El actual (hasta mañana) secretario de Cultura, Rubén Stella, cree que el cambio de organigrama no es una idea afortunada. “El área de Cultura merece un tratamiento particular”, sostiene. “La experiencia indica que hubo enormes dificultades cuando estuvo en el área de Educación. Tener una secretaría permite diseñar las políticas y llevarlas adelante, y además algo muy importante: tener presencia en el gabinete, relación directa con el presidente de la Nación y con las áreas de Economía, sin tercerizar. Durante mi gestión participé de todos los gabinetes con la misma capacidad de presencia que los ministros”. De todos modos, el secretario no pierde las esperanzas de que no cambie el marco. “El presidente electo es una persona que sabe escuchar y sin duda oirá esta necesidad histórica”, reflexiona.
Frente a las versiones de que le sería ofrecido seguir en el cargo, Stella se para en seco. “Nadie me convocó para trabajar en una futura administración. Todo el apoyo que le brindé al doctor Kirchner antes de las elecciones fue por absoluta convicción política, porque creo que es la mejor opción para el país, pero lo hice sin esperar ningún cargo. De hecho, el 25 de mayo será mi último día como secretario. Ya me despedí de la gente y sólo me resta atender cuestiones protocolares. Para mí es misión cumplida.” Dice también que, en caso de que le ofrecieran seguir, “habría que hablar algunas cosas, tomar algunos recaudos vinculados con presupuestos, políticas a desarrollar, pero por el momento no hay nada”.
En 1996, la Secretaría de Cultura se independizó del Ministerio de Educación. Por entonces, Susana Decibe era ministra y Pacho O’Donnell, secretario. La intención de máxima de la gente de Cultura era llevar el área a un rango ministerial, tal como ocurre en diversos países, como Francia y Brasil.