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A Anita Martínez y Verónica Lozano les gusta pensarse como “dos bichos raros” para la televisión. Hablan como adolescentes, pese a que no lo son, se ríen a carcajadas sin cuidar las formas, actúan en televisión como dos chicas comunes, muy comunes. Este es el perfil por el cual los directivos de Canal 13 las seleccionaron para conducir “Las chicas de la calle”, un magazine diario que ayer debutó en la pantalla e irá todos los lunes y viernes de 15 a 16. “Somos dos antidivas totales”, subraya a Página/12 Martínez, actriz que desde hace años viene desplegando sus extravagantes personajes en “Mar del fondo”, en la medianoche de TyC Sports.
Ambientado en una calle de barrio en la que hay un kiosco, un gimnasio, un bar, un hotel y una galería, el programa presenta a las conductoras haciendo las veces de vecinas que se encuentran casualmente, trasladando personajes y el lenguaje barrial a la pantalla. “Es complicado explicar el contenido”, admite Lozano. “Es como el amor, muy difícil de explicar. Hay que verlo, porque si bien tiene la estructura de un magazine –con invitados, juegos y actualidad–, ‘Las chicas...’ transcurre en un formato ficcionado. Todo el programa transcurre en un barrio, en una gran calle en la que pasa de todo.”
–¿Son dos “chicas de la calle”, como reza el título del programa?
V. L.: –El nombre se le ocurrió a la gente del canal. Al principio no me gustaba porque podía dar para pensar la idea de yiro o que somos gente que vive en la calle, justamente en un país donde mucha gente lo hace por dificultades económicas. Pero luego entendí que aludía a la escenografía y a nuestra forma de ser. Mi vida es normal. No soy una estrella fóbica que se esconde, ni pretendo serlo. Si tengo que putear a alguien en la calle lo hago. No vivo en una burbuja ni soy una estrellita de televisión. De hecho, al programa van a venir laburantes de la calle, para mostrar que detrás del vendedor ambulante o del cartonero hay un ser humano.
A. M.: –Tiene que ver con la idea del ciclo: dos chicas que se encuentran en la calle. Y juega un poco con nuestra forma de ser. No nos van a ver bien vestidas, sino como nos vestimos cotidianamente: jeans, remeras... Como somos: dos personas comunes y corrientes que llegamos a la TV.
–¿Esa es justamente la diferencia de “Las chicas...” con el resto de los magazines?
V. L.: –”Magazine” es una categoría similar a la de “elegante sport” o “casual”, que no sabés cómo ir vestido. De movida, la escenografía es una distinción, ya que plantea un mundo como de fantasía. Pero la diferencia principal somos nosotras, que tenemos una forma de transitar la conducción de una manera distinta a la tradicional: muy natural y descontracturada. No tenemos la presión de la cosa estética y rígida. Mas bien tiramos hacia lo bardero y alegre.
A. M.: –Cuando me convocaron, lo primero que planteé era que si iba a ser a ser un magazine común yo no iba a funcionar, porque no sirvo. Como conductora soy un cero al as. No va a haber un living con un potus y un especialista hablando de acné. Estamos más cerca de reventarnos un grano en pantalla que en academizar el problema del acné.
–Dado el horario de emisión del ciclo, ¿las tuvieron que calmar?
V. L.: –Un par de veces nos frenaron porque en las grabaciones nos íbamos al carajo. Tenemos un humor muy parecido y en ocasiones nos ponemos muy guarangas, delirantes.
A. M.: –Pero era más para divertirnos que para que saliese al aire. Somos dos tiros al aire, pero profesionales. Vamos a decir lo que pensamos pero de una manera respetuosa. En estos días nos dimos cuenta de que hay cosas con las que debemos ser respetuosas. Pero, claro, no es tan fácil ser respetuosas. Para dos minas como nosotras, digamos que es un trabajo difícil.