ESPECTáCULOS › ENTREVISTA AL DIRECTOR DE “BUSCANDO A NEMO”, ANDREW STANTON

“No es una película sólo para niños”

El realizador de la nueva película del estudio Pixar, la compañía que produjo “Toy Story” y “Bichos”, cuenta cómo concibió esta historia submarina sobre padres e hijos, que aquí se conocerá a partir del jueves.

 Por Martín Pérez

Es la primera vez. Después de una década haciendo historia con sus largometrajes animados por computadora distribuidos por Disney, ésta es la primera vez que un film de Pixar ocupa el lugar del lanzamiento animado más importante del año –el del verano estadounidense– para, justamente, el gran gigante mundial de los dibujos animados. Una película que acompaña a un padre en la búsqueda de su hijo perdido. “Es la primera vez que la historia de un padre y un hijo es contada desde el punto de vista del padre”, se entusiasma Andrew Stanton, el director de Buscando a Nemo, un film en el que, no podía ser otra cosa tratándose de Pixar, padre e hijo son dos pececitos naranja. Más precisamente, de la familia de los peces payaso.
Antes de ponerse al frente de Buscando a Nemo, Stanton dirigió Bichos para Pixar y, aún mucho antes, supo ser en 1990 el séptimo empleado en sumarse al estudio de John Lasseter, situado en San Francisco, y que actualmente emplea a la friolera de 750 empleados. “Para mí trabajar junto a alguien como Lasseter es como trabajar con Walt Disney”, confiesa Stanton. “Es hacer historia, porque es trabajar con el jefe de un estudio que sabe de este asunto mucho más que cualquiera que los que trabajamos con él. Y eso es algo que no sucede muy a menudo dentro de este negocio, como todo el mundo lo sabe”, explica el director, que charló con Página/12 –junto a su codirector, Lee Unkrich– durante una teleconferencia en la que participaron periodistas de Brasil y Argentina.
–¿Como surgió la historia de la película?
–Todo comenzó cuando visité por primera vez un acuario en mi vida, unos diez o doce años atrás, cuando recién estábamos trabajando en Toy Story. Nunca había buceado antes, y todo lo que vi allí me fascinó. Y aunque recién estaba empezando a trabajar con computadoras, incluso entonces pensé que con ellas se podría imitar totalmente la vida bajo el agua. Desde entonces me la pasé buscando una historia que pudiésemos contar bajo el agua, y ésta recién llegó cuando estábamos trabajando en Bichos y ya metiéndonos de cabeza en Toy Story 2. Era una época de mucho trabajo, y yo apenas podía ver a mi hijo de cinco años. Una tarde arreglé para llevarlo al parque y me la pasé diciéndole cosas como “no toques eso”, “te vas a pinchar un ojo”, “tené cuidado”. Y de golpe me di cuenta de que me preocupaba tanto por todo que me estaba perdiendo la oportunidad de conectarme con mi hijo, y eso me pareció que era un gran dilema para cualquier padre. Inmediatamente comencé a pensar en todos los peligros del océano, y todo lo impredecible que es, y finalmente tuve a mano todos los ingredientes para hacer Buscando a Nemo
–¿Entonces usted es Marlin?
–Sí, más o menos.
–Su película comienza con una escena trágica, teniendo en cuenta que es una película para chicos... ¿cómo fue que decidieron que ésa fuese la primera escena?
–Antes que nada, nosotros nunca pensamos que ninguna de nuestras películas fuera una película para chicos. Simplemente pensamos en ellas como películas. Nunca pensamos en quién es nuestro público, porque asumimos que son películas para todo el mundo. Así que en lo único que pensamos es en la película que nosotros quisiéramos ver. Y la película que queríamos ver era una atravesada por la relación entre un padre y un hijo. Queríamos intentar algo nuevo y original, porque no nos gusta hacer dos veces la misma cosa, y también nos gusta ir dejando que una historia nos vaya contando por sí misma cómo es que quiere ser contada, pero ése es un trabajo que demanda muchas reescrituras..., un trabajo de dos años...
–¿Cuándo fue que todo encontró su lugar? ¿Cuál fue el momento clave en que se dieron cuenta de que la película debería ser de esta y no de otra manera?
–Cuando miramos el calendario y nos dimos cuenta de que faltaban apenas dos meses para terminarla (risas). En realidad, la clave estuvoprecisamente en tomar la decisión de poner al comienzo de la película la escena en que Marlin, en un instante trágico, se queda sin su esposa y sin sus hijos, salvo uno. Es una escena que estaba desde el comienzo en el guión, pero se contaba a través de flashbacks. Era interesante, pero el problema era que el espectador no desarrollaba en el comienzo ninguna simpatía por el padre. Lo veías tan sobreprotector que no lo querías. Tardamos dos años en darnos cuenta de que la solución era poner esa escena traumática al comienzo, algo que aconseja cualquier libro de texto (se ríe). Además, que esa escena estuviese al comienzo nos ayudó a plantear rápidamente las reglas del mundo que estábamos presentando. Porque aunque sea un dibujo animado, el nuestro es un mundo regido por las mismas reglas del mundo real: aquí también el pez grande se come al más chico.
–Más allá de todas las explicaciones posibles, poner esa escena al comienzo equivalía aun riesgo... ¿No lo cree así?
–Nos preocupamos por ser muy responsables. Trabajamos mucho en esa escena, asegurándonos de que estuviese contada de una manera que no fuese violenta. Pero no me da miedo mostrarles la verdad a los chicos. Creo que la gente debería darles más crédito. Ellos sienten muchas más cosas de las que nos imaginamos, escuchan más de lo que creemos que oyen y entienden más cosas que las que uno piensa. No soy de esa clase de padres que quiere resguardarlos de todo lo malo, y sólo mostrarles lo bueno. Al fin y al cabo, de eso también se trata esta película, que es sobre cómo la vida tiene cosas malas y buenas, y cómo se puede navegar entre ellas.
–Usted ha estado en Pixar desde sus comienzos, desde antes de que siquiera imaginasen hacer un largometraje animado... ¿Cómo ve este crecimiento del estudio?
–Es difícil imaginar algo más grande que esto. No sólo por el tamaño de nuestro nuevo estudio, ni por toda la gente que trabaja en él, sino por el hecho de que en todo el mundo ahora está esperando nuestras películas y en general les gustan. Esto es mucho más grande de lo que nunca imaginé. Pero yo sentí que Pixar era un estudio especial y único desde el comienzo, desde aquella época en que sólo hacíamos comerciales. Y la verdad es que yo nunca quise que cambiase, porque sentía que era como si hubiese caído en medio de los Beatles, o algo así. De pronto formaba parte de un grupo de personas que no podría hacer lo que hace cada uno por su cuenta. Pero cuando estamos juntos, pasa algo. Siempre tuve miedo de perder eso, me preocupé cuando pasamos a ser 100 personas en Pixar para Toy Story y también cuando crecimos hasta las 750 que somos ahora. Pero no sólo no hemos perdido eso que es tan especial, sino que incluso florece y se incrementa. Pero no quisiera llevarlo hasta ser algo más grande, no puedo imaginar una Pixarland o algo semejante. Simplemente queremos que esto siga así. Queremos ser jóvenes para siempre.
–Con Buscando a Nemo, por primera vez una película de Pixar pasa a ser el estreno del verano para Disney... ¿Cuál es el próximo paso? ¿Hacer una película animada para adultos?
–Nosotros no tenemos un plan, simplemente vamos película a película. Es verdad que siempre nos frustra un poco algo que al menos sucede en los Estados Unidos. Sabemos que no es lo mismo en Japón o en Francia y no sé cómo es en el resto del mundo, pero en mi país todo el mundo asume que si es animación es una película para chicos. Cada vez que llevo a mis hijos al colegio, me encuentro con otros padres que me dicen: “Ahhh, nuestros chicos aman sus películas... y nosotros también”. Y yo no puedo evitar pensar que las hicimos para ellos, no para sus chicos. Nuestras películas son para todo el mundo, no para una audiencia específica, como sí lo sería una película para adultos. Pero estoy seguro de que alguna vez vamos dar con una idea que amemos y que sea más específica y más adulta, y espero que para ese entonces los espectadores, al menos en los Estados Unidos, tengan menos preconceptos. Porque ésa es la gran batalla de la animación. Todos sabemos que los primeros en hacer esa clase de película deberán luchar contra ese preconcepto. Nosotros, al menos, ya tenemos la confianzade la gente. Cuando la gente ve Pixar sabe que va a ser algo bueno, sólo hace falta que encontremos la historia adecuada.

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Ellen DeGeneres (izq.) pone la voz del pececito Dory, bajo la supervisión del realizador Stanton.
 
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