ESPECTáCULOS › COMO SE HIZO “BUSCANDO A NEMO”, EN DISNEY CHANNEL

La vida secreta de los peces

En sintonía con las vacaciones de invierno, un especial de la señal infantil muestra el detrás de cámara de la película de Pixar.

 Por Emanuel Respighi

En 1992, el cineasta Andrew Stanton fue de paseo con su familia a uno de los tantos parques acuáticos emplazados en Estados Unidos. La visita no tenía otro objetivo que satisfacer el deseo de su hijo Ben por conocer de cerca el mundo que se esconde debajo del agua. Si bien pudo recorrer con entusiasmo las atracciones del parque, el día no fue el soñado para Ben debido a las constantes advertencias y cuidados que a cada paso le marcaba su padre. El paseo, que se desarrolló entre el descubrimiento iniciático y el temor paternal, le disparó a Stanton una idea: hacer una película animada desarrollada en el mundo acuático, en el que un sobreprotector pez busca desesperadamente a su hijo perdido. Once años después de aquella salida familiar, la idea se plasmó en la pantalla grande bajo el nombre de Buscando a Nemo, el film animado realizado por Pixar y Disney que está arrasando en las boleterías del mundo entero. En Argentina, por ejemplo, ya superó los 800 mil espectadores.
Aprovechando el fenómeno del film en plenas vacaciones de invierno, la señal Disney Channel estrena hoy un especial dedicado a explorar todos los detalles de realización de una película que revalida los títulos de renovación cinematográfica que supo ganarse la productora de John Lasseter. Conducido por la modelo Bárbara Durand, el especial permite acercarse a Buscando a Nemo a través de los testimonios de sus creadores, quienes cuentan el proceso de creación del film animado en computadora. El especial, que además hace un repaso sobre la evolución que tuvo la industria animada a lo largo de su historia, se podrá ver a las 20 y se repetirá el viernes a las 16.
La realización de Buscando a Nemo le demandó al equipo creativo de Pixar Animations Studio un desgastante trabajo durante poco menos de tres años. La primera etapa se concentró en una exhaustiva investigación sobre el mundo marino, para luego pasar a la etapa de creación y diseño de cada uno de los personajes. “Como la mayoría de la historia sucede debajo del agua se necesitaron efectos especiales básicamente para toda la película. Desde la composición de las imágenes, los movimientos bajo el agua, la iluminación... Todos estos elementos en alrededor de 1500 tomas”, detalla Andrew Stanton, director del film. En tal sentido, el documental remarca que aun cuando los avances tecnológicos acortaron los tiempos de trabajo, por cada segundo de film se necesitaron realizar 24 dibujos diferentes a lápiz y papel, para luego pasarlos a láminas de celuloide que se pintan a mano.
“Hicimos un trabajo innovador en relación con el desafío técnico que esta película necesitaba para su producción. Pero, además, logramos un diseño artístico que transmite la sensación de estar debajo del agua y formar parte de un coral”, arriesga en el documental Lee Unkrich, codirector del film. John Lesseter, productor ejecutivo de Pixar, señala que la dificultad del film recayó en que “cuando se hace una película en un set de filmación uno siempre tiene idea de cómo y dónde ubicar las cámaras. En cambio, cuando se está debajo del agua, la historia es otra: no hay referencia”.
Desde que a comienzos de los 90 Pixar se asoció con los estudios Disney, la alianza revolucionó el cine animado con films hechos en computadoras y la experimentación de un nuevo lenguaje narrativo. Toy story (1995) fue la primera película surgida de la alianza, que ya tiene cinco películas en su haber (las dos Toy Story, Bichos, una aventura en miniatura, Monsters Inc. y Buscando a Nemo) y todavía tiene cinco años por delante. El lanzamiento de cada película significó un nuevo paso en la industria audiovisual animada. A tal punto que en Buscando a Nemo se crearon cuatro veces más personajes que en Monsters Inc. –la anterior película– y así y todo demandaron la mitad de trabajo. Toda una estructura tecnológica reforzada con una buena historia, necesaria para acaparar la atención conjunta de grandes y chicos. “La película tiene un mensaje muy claro: se puede pasar la vida teniendo miedo o disfrutándola enfrentando las cosas, estando seguro de uno mismo”, indica en el especial Stanton. Una frase que bien puede sintetizar el escenario al que se encamina la producción cinematográfica de animación computarizada. No hace falta señalar en cuál de esas dos actitudes se ubica Pixar.

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“Buscando a Nemo” ya atrajo aquí a más de 800 mil espectadores.
 
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