ESPECTáCULOS › ALEX DE LA IGLESIA HABLA DE “800 BALAS” Y SU INFLUENCIA EN EL CINE ESPAÑOL

“Yo no quiero seguidores, quiero cómplices”

El realizador vino a la Argentina para presentar una retrospectiva, dictar un seminario y acompañar el estreno de su homenaje al western. Aquí da detalles del rodaje en la mítica localidad de Almería, su visión del cine y la influencia de los argentinos en España.

 Por Martín Pérez

Primero, el retrato clásico. Después la pose seria e intelectual. Por último, la foto como cineasta. Y después vienen las monerías. Así es como Alex de la Iglesia define los sucesivos estados del director de cine a ser fotografiado. Una evolución que muy rara vez llega a su final, pero ahí está Alex en este extraño lobby con pileta incluida de un hotel de Barrio Norte, tan agotado por los viajes que no puede siquiera pensar en autocensurarse y hace todo tipo de morisquetas que ejemplifican su tesis, ante la desesperación del fotógrafo de Página/12 por capturarlas todas.
“No sabes lo angustiante que es hablar de ti mismo”, dice Alex, agotado por el viaje que lo trajo a Buenos Aires sólo para viajar a Chile y luego estar de regreso aquí otra vez, para presentar esta noche el preestreno de su nueva película dentro de la retrospectiva que se está realizando en el cine Gaumont. “Cuando estoy así intento repetir argumentos que he utilizado otras veces, pero ni siquiera eso sirve. Llega un punto en que no te crees ni a ti mismo”, concluye el director, que mañana dará un seminario en el Malba, donde seguramente tratará de convencer de que sí cree en él mismo a quienes agotaron las entradas para escucharlo. Su presencia porteña no termina aquí, ya que la semana entrante se estrenará comercialmente aquí su último film, un homenaje al western titulado 800 Balas. “Es mi primera película como productor, fue la primera vez que tuve que hablar con un gerente de banco”, confiesa.
Rostro guarro, cinéfilo y también popular del nuevo cine español con aliento más clásico, Alex de la Iglesia debutó en el largometraje una década atrás con Acción Mutante (1993), un film de ciencia ficción producido por Pedro Almodóvar, que por aquí apenas si se vio en video. Diez años más tarde, su cine de fanático de videoclub y lector de historietas devino en uno de los más populares de España, El día de la bestia, Muertos de risa y La comunidad (2000) mediante. “Con 800 balas esta vez no nos ha ido tan bien en España, pero yo creo que no fue porque a la gente no le haya gustado la película, sino porque simplemente no quisieron entrar al cine a ver una de cowboys.” ¿Se trató de su primer fracaso? “Hombre, bueno, ha ido mucha gente a verla, así que si digo eso quien haya tenido alguna vez un fracaso en el cine me daría con una piedra en la cabeza”, aclara Alex, que tal vez haya filmado con 800 balas su película más tierna.
“Yo creo que aquí se me ve más el plumero a nivel afectivo”, explica. “Al menos le tengo más respeto al protagonista que en las demás.” Lo que cuenta 800 balas es la historia de un niño rebelde que vive con su madre y con su abuela, y que en una mudanza descubre una foto de su abuelo —del que casi no escuchó hablar— que hizo películas de cowboys en Almería, la mítica localidad española donde filmaba sus westerns Sergio Leone, entre otros. Hacia allí huye el niño, en busca de ese abuelo misterioso que sigue viviendo un sueño de utilería. “Fue una idea que se me ocurrió en un viaje a Almería, al visitar los escenarios donde filmó Leone”, cuenta Alex, que confirma que existe realmente Texas Hollywood, el pueblo de utilería donde viven los protagonistas de su película, en la que vuelve a aparecer Carmen Maura –la estrella de La Comunidad– pero que estelariza Sancho Gracia. Gracia es un mítico actor español que se parece mucho al personaje de Julián, aquel doble de acción que jamás dejó los decorados, el abuelo del niño que es el verdadero protagonista de 800 balas.
“Una de las cosas más divertidas de la película es que cuando el chaval va al poblado descubre que la felicidad es posible”, cuenta el director. “Que uno se lo puede pasar bien en la vida, como se lo pasan éstos. Que al estar tan apartados de todo son capaces de montar una fiesta en que el chaval puede descubrir el sexo y descubre todo lo bueno que hay en la vida. Pero, sin duda alguna, el estar encerrado en ese mundo te conduce a momentos de soledad mortal, que se intuyen en la historia, y hasta esemomento fatal en que alguien viene realmente a pedirte cuentas, y terminas viéndote en un problema”, explica De la Iglesia, que como productor y director de 800 balas fue un fracaso, duplicó el presupuesto original de la película y terminó finalmente perdiendo dinero justamente con su proyecto más sensible.
Llena de exquisitos momentos-Berlanga, 800 balas es un auténtico De la Iglesia, otra película para el mito exclusivamente cinéfilo que el director lentamente fue despertando de este lado del Atlántico. Mientras tanto, allá en España, el boom del cine español parece haber descubierto que ya no es tan boom.
–Lo que sucedió es que simplemente hemos vuelto a la normalidad. Eso del boom del cine español no es tal, sólo que de tanto en tanto coinciden en la cartelera algunas películas exitosas que elevan la media de la concurrencia del público a ver películas españolas. Pero yo creo que el público español tiene una cuota de pantalla muy concreta dentro del cine local, y a no ser que el gobierno la cambie y haya políticas de protección esto va a seguir siendo así.
–¿O sea que no hay tanto boom?
–Para nada, pero no soy quién para opinar. Porque, aunque suene extraño, cuando se trata de cine español a mí me gusta más la gente mayor que los directores jóvenes. Bigas Luna, Aranda, Trueba y, por supuesto, Pedro Almodóvar.
–¿Y qué hay de cierto sobre el éxito del cine argentino allí?
–Bueno, eso es algo que sí ha sucedido. Fue un fenómeno especial que respondió a la aparición de cuatro o cinco películas argentinas que han gustado muchísimo, entre ellas Nueve reinas y El hijo de la novia, que han sido brutales.
Tan brutal fue el éxito de las películas nombradas por Alex –que elige sin dudarlo a la de Campanella como su preferida–, que durante mucho tiempo coqueteó con la idea de que Ricardo Darín protagonizara su próxima película, Crimen Ferpecto (“Con ese nombre está claro que algo va a salir mal, ¿no es cierto?”, pregunta), que comienza a rodar dentro de un mes. “No se pudo porque está rodando con Campanella, y no nos dieron las fechas”, explica el director español, que cuenta que el lugar que había pensado para Darín lo ocupará Willy Toledo, el protagonista de una película de gran suceso en españa, El otro lado de la cama. Pero el tema sigue siendo Darín. “Me parece un actor asombroso”, cuenta Alex. “Lo que más me extraña es que aquí su talento no sea tan reconocido, que se lo recuerde sólo como un actor de telenovelas cuando lo que nosotros vemos allá en él es a un actor capaz de una naturalidad y un afecto increíbles. Un actor estupendo, vamos”, dice Alex, un director que sigue siendo único, tanto allá como en España.
–Después de tantos años de éxito, ¿no le han salido alumnos?
–Sí, pero ninguno que pueda reconocer.
–¿Ninguno que pueda recomendar?
–Es que es mejor seguir siendo alumno que ser profesor. ¿Cómo era que decía Nietzsche? Fíjese qué horror, citar a Nietzsche es de lo peor, una horterada total... Pero como decía él: no quiero seguidores, quiero cómplices.

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Desde “Acción mutante”, De la Iglesia construyó una carrera notable, que aquí tiene numerosos fans.
 
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