UNIVERSIDAD
Sociales quiere elegir directores directamente
La facultad impulsa una reforma interna para que las autoridades de las carreras sean elegidas por voto directo y ponderado. Los claustros debaten el proyecto. Podría aprobarse la próxima semana.
Por Javier Lorca
La elección de autoridades por voto directo se acerca a Ciencias Sociales (UBA). Contra reloj, la facultad debate una reforma de la estructura del gobierno académico interno, que podría definirse la semana que viene. El oficialismo de Sociales presentó un proyecto para instrumentar la elección de los directores de carreras a través del voto ponderado de los profesores, estudiantes y graduados. Pero los plazos apremian: las idea es aplicar el nuevo régimen a partir de los próximos comicios y éstos deberán realizarse en la última semana de octubre, junto con todas las facultades de la universidad, porque así lo dispuso el Consejo Superior de la UBA.
El proyecto fue presentado por el vicedecano Eduardo Grüner y los consejeros directivos Pablo Alabarces y María Bertolotto. Apunta a la “búsqueda de ampliación de los espacios democráticos en la universidad” y propone reformar la estructura orgánica de las cinco carreras de la facultad: Sociología, Ciencias de la comunicación, Trabajo social, Ciencia política y Relaciones del trabajo, en las que estudian más de 20 mil alumnos. “La elección directa va a abrir un proceso de postulación de los candidatos, que van a tener que anunciar sus planes –dijo Gustavo Bulla, subsecretario de Gestión–. Esto le va a dar más publicidad a la elección, obligará a hacer públicas las propuestas para las carreras y va a terminar con los acuerdos secretos a espaldas de la comunidad.”
Hasta ahora, los directores de carreras son elegidos en forma indirecta. Son votados en las juntas de cada carrera, integradas por quince consejeros (cinco por claustro: profesores, egresados y alumnos), quienes a su vez son elegidos por el sufragio directo de la comunidad académica. En realidad, como las juntas no son un órgano previsto por el estatuto universitario, y como tampoco respetan la proporción del cogobierno que esa norma fija (50 por ciento para los profesores, 25 para graduados y 25 para alumnos), las juntas se limitan a proponer un director, que luego es oficialmente votado por el consejo directivo de la facultad. Pero, en los hechos, este consejo siempre aprueba lo elevado desde las carreras.
La propuesta de reforma consiste en que los directores de carreras sean designados por el voto directo de profesores, graduados, auxiliares docentes y alumnos. Técnicamente no se trataría de una elección sino de una consulta, que luego debería revalidar el consejo directivo. Para computar los sufragios, se propone sumar “los porcentajes obtenidos por cada candidato a director en cada uno de los claustros” y después dividir por tres. De aprobarse el proyecto, se incorporaría el sufragio de los profesores interinos, hasta hoy excluidos de la democracia académica, limitada a los concursados. Los profesores contratados pasarían a tener derechos plenos a partir de los dos años de trabajo continuo. Otro cambio sería que podría postularse al cargo de director un docente auxiliar, siempre que sea profesor concursado en alguna universidad nacional.
La reforma se discutió durante las últimas semanas en Sociales. Las opiniones varían en los diversos claustros y también entre las carreras. Algunos sectores de profesores creen que no habría que introducir la elección directa. Algunos grupos de estudiantes reclaman que haya voto directo no ponderado (es decir, “un hombre igual a un voto”), reclamo resistido por los profesores con el argumento de que implicaría disolver la opinión docente.
La suerte del proyecto comenzará a jugarse mañana, cuando se haga una reunión interjuntas. Ahí se buscará una posición común para intentar aprobar una propuesta de consenso en la próxima sesión del consejo directivo, el martes que viene. Mientras el reloj apura, la facultad ya empezó a organizar los complejos comicios de fines de octubre: confluirán las elecciones de juntas, en las que votan profesores, alumnos y graduados, las de consejeros directivos, en las que renuevan bancas estudiantes y egresados, y, además, las del centro estudiantil. “Va a haber como treinta mesas en simultáneo –comentó un funcionario–. Estamoshaciendo malabares para conseguir que haya no docentes en cada mesa y, a la vez, la facultad siga funcionando.”